Según dicen, en la Biblia inicialmente para hablar de aquel espíritu maligno se referían a él como Satán. Sin embargo, con el paso del tiempo, en el siglo III, con la traducción de la Biblia al griego, este pasó a ser conocido como Diablo o Diábolos (Διάβολος). Otros dicen que no, que la palabra realmente se vio por primera vez en las Glosas Emilianenses del siglo X, pero el caso es que normalmente por Diablo se viene a entender lo mismo: un ser maligno, tentador, mentiroso, ambicioso, violento, vengador y destructor etc.
Este personaje nació en 1948 en New York, estudió en un colegio privado, fue a Harvard y posteriormente inició su carrera como ayudante en el Senado. Inicialmente, y quizás porque sus padres fueron demócratas, este empezó trabajando y colaborando con estos. Con el paso del tiempo pasó a las toldas del partido Republicano, nada más, ni nada menos, que de la mano de Ronald Reagan para quien trabajó en temas de derechos humanos y posteriormente como subsecretario de Estado para asuntos del hemisferio Occidental. Hasta aquí uno podría pensar que se trata de alguien normal, un político republicano sin más, pero no es así, algunos tienen recuerdos espeluznantes gracias a las decisiones de este señor.
Cuando Elliott Abrams trabajó para Reagan vendió armas de forma clandestina a Irán, para así financiar los escuadrones de la muerte en Centroamérica. Este escándalo se conoce como Irán-Contra. Además de esto, Abrams, según dice The Guardian, intentó encubrir una masacre en 1981, la de El Mozote, en donde las fuerzas especiales del ejército de El Salvador asesinaron a unas mil personas, entre las que se encontraban mujeres y niños. Lo mismo señala el informe de Human Rights Watch de 1992
No obstante, las denuncias por el encubrimiento y vínculos con atrocidades no se limitan a El Salvador, por el contrario, incluyen a Honduras, Nicaragua y Guatemala, pues no olvidemos que en últimas este señor era subsecretario de Estado para asuntos del hemisferio occidental de Estados Unidos.
En 1991 y debido al escándalo de la venta de armas clandestina y la financiación de los escuadrones de la muerte en Centroamérica, este señor fue condenado por el Congreso de los Estados Unidos, aunque para desgracia de los derechos humanos fue indultado por George Bush (padre). Posteriormente, su hijo, George W. Bush, como un insulto a la memoria y prueba de cinismo, lo nombró ayudante especial de la presidencia en materia de democracia y derechos humanos. Así pues, este personaje volvió a la escena internacional, asesorando la invasión a Irak y el fallido golpe de Estado contra el presidente de Venezuela en el 2002, entre otras perlas democráticas.
Ahora bien, el pasado 25 de enero, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo nombró a este personaje como enviado especial para Venezuela. A este señor algunos lo llaman Halcón, otros Lobo y otros un Diablo. El caso es que el nombramiento de un personaje como estos deben preocuparnos, pues tras sus pasos solo ha quedado destrucción y dolor.
Sin duda alguna Venezuela está mal. Por lo tanto, su rumbo debe cambiar por completo, eso incluye a una serie de gobernantes que francamente han hecho una gestión desastrosa, por decir poco. No obstante, ese cambio que necesita Venezuela, a mi humilde modo de ver, debe liderarlo el pueblo venezolano y no una intervención extranjera. El problema, para ser sinceros, es que tampoco hay una oposición seria allí con una propuesta de país convincente.
En todo caso, y parafraseando el himno de los venezolanos, es el bravo pueblo quien tiene que definir su rumbo, de lo contrario, el aventurerismo de la intervención militar abierta o soterrada que quiere Estados Unidos, con la ayuda de Colombia y Brasil, solo dejará en nuestra hermosa América Latina muerte y dolor.
Finalmente, a pesar de que los últimos movimientos en política internacional advierten un escenario complejo y peligroso, confío en que los pueblos de América Latina actuemos como hermanos y que en lugar de matarnos, nos acerquemos para estrechar nuestras manos.