“En Esparta se castigaba a los niños, cuentan Jenofonte y Cicerón, no por robar, sino por no haber sabido ocultar el robo. En definitiva, no se robaba por ser honesto sino por temor a que lo descubran”.
Platón nos lo enseña a través del mito de Giges: el hombre es bueno por conveniencia, no por convicción. Además, deja claro que el actuar debe obedecer a una conducta justa, a su propia voluntad. Esto, sin duda, marca la formación ética del hombre, que es dueño de sus actos, pero ¿cómo enseñar ética en este mundo moderno en el que sacar ventaja es parte del objetivo y de la misión?
Qué tristeza por no decir qué vergüenza que hoy los padres de la patria, llámese Gustavo, Álvaro, Germán, Iván, Julio César o Bolívar, no importa el trapo que defiendan, se engañen a sí mismos y a un pueblo idiotizado que aun los sigue, sin entender —porque hacen parte de la manada— e ignorando su destino y su suerte. Sin embargo, ahí no termina el grado de estupidez, justificamos sus actos con el tonto pretexto: “el del frente es más corrupto”. La deshonestidad es deshonestidad, es una sola y nada la justifica. Razón tenía Galeano cuando afirmaba: “La estupidez es involuntaria”.
Petro trata por todos los medios de explicar lo inexplicable, sacudiéndose de la prédica de la honestidad que defendió como bandera y de su lucha contra la corrupción que tanto seguidor le deparó y le creyó hasta convertirlo en un icono, digno de un monumento o de carátula de estampilla, de un pueblo que quería inmortalizarlo y que hoy deben sentir vergüenza. En su pulsión de poder se enfrentó a un viejo zorro, como Uribe, creyendo tener el mismo pelaje, sin llegar tan siquiera a conejillo de indias. Su contendor es otro enfermo de lo mismo, sin remedio y, como la iglesia de Santa Juana(mi tierra en el cauca), sin cura, pero más audaz.
Estoy seguro de que ningún colombiano que tenga alguna noción de razonamiento o pensamiento crítico cree en la transparencia de la política; exactamente por eso, por corrupta. Lo hecho por Petro es un acto fallido que se repite con todos y nada lo justifica, la diferencia radica en que los otros amigos corruptos no son de esa calaña, de hacer el mal pensado (actuar tan de mala fe). Aunque en mis convicciones defienda la premisa según la cual la amistad verdadera, ni se busca ni se encuentra, más bien se construye y se merece, debo aceptar que lo que sigue a la mentira es el ridículo.
Lo otro que causa estupor es cómo guardan “ese mal pensado” tantos años, ¿será que la maldad no tiene edad ni vencimiento?, ¿puede ser, como afirma Petro, para chantajear? Pero si él lo sabía, ¿cómo hacía para vivir con esa zozobra diaria?, ¿cuál será el tamaño de la venganza o el interés de destruirlo para demostrarle al país su verdadera cara? Además, cuando al mostrarle el video le afirman: “¿quién es más corrupto?, ¿usted o yo?”, aquí también vale preguntarnos: ¿por qué si los uribistas conocían el video, no lo mostraron antes? En calidad de buen perdedor me atrevo a pensar que el maestro de maestros se opuso con la convicción de que si lo hacían antes de las presidenciales, el presidente era Fajardo”.
Sí, me parece ruin el tuit de don Gustavo contra la madre de la señora Paloma Valencia. Sea lo que sea la señora, en ningún caso puede uno ser tan ridículo con una afirmación de esas, es una señora mayor que nada tiene que ver en estas estupideces, que solo cometió un error en la vida: enamorarse de un bufón que no es capaz de amordazar la lengua y que terminó siendo esclavo de lo que dice. El día que le demos valor al silencio, entenderemos el valor de la palabra.
Lo que sigue, nadie lo advierte, pero sí es necesario callar un poco y dejar a la justicia que actúe, el problema es que ridiculizan todo el establecimiento y cuando solo creo en mi verdad y me encierro en ella dejo la objetividad afuera y todo suena a injusticia, ¡¡basta ya!! Nosotros no los merecemos a ustedes, aunque sus millones de seguidores los hayan impuesto. Traten de cumplir su mandato sin hacernos más daño, los demás seguiremos repitiéndonos: ”la corrupción en Colombia es tan original como nuestro café".