El sábado 29 de diciembre inició operaciones el TransMiCable para la localidad de Ciudad Bolívar. La obra fue inaugurada por Enrique Peñalosa, pero no sobra decir que tiene firma y sello de Gustavo Petro.
Quise conocer este nuevo sistema a pesar de todas sus fallas por que le tengo cariño al ya conocido sistema TransMilenio. Sentía que era un deber como usuaria y cómo bogotana conocer la nueva etapa.
Vivo al occidente de Bogotá así que empecé mi viaje en el Portal El Dorado. Ya que iba con mi novio, decidimos vernos en la estación Calle 26 por ser un punto central para los dos. Fue una mala idea porque en esa estación no había un servicio que nos llevara al Portal Tunal. Entonces hicimos transbordo en la Calle 22 y tomamos el H13.
Cuando llegamos al Portal Tunal nos encontramos con mucha presencia de la Policía. También había varios funcionarios del TransMiCable explicando cómo y por dónde era el acceso al sistema. No tuvimos que pagar ningún pasaje extra y la interminable fila que estábamos esperando encontrar para acceder no existió.
Creo que teníamos cara de turistas pero, a decir verdad, incluso los habitantes de esta parte de Bogotá andaban turisteando. Fue genial observar a la gente con sus celulares en la mano preparados para grabar cada instante del recorrido del nuevo TransMiCable, conscientes de la importancia de esta obra que hará más digno su día a día.
Nos subimos al teleférico que es muy parecido al MetroCable de Medellín, aunque, sí mis recuerdos no me fallan, el TransMiCable es más amplio. Con nosotros abordaron dos señoras, una de ellas tenía un hijo de 13 años aproximadamente. Ellos tres habitantes de Ciudad Bolívar pero al igual que nosotros iban grabando y disfrutando de las vistas que ofrecía el viaje. Saqué la cámara de fotografía y tomé todas las fotos que pude. El paisaje era espectacular.
Durante el recorrido pensé que algunas veces vivimos sin conocer realmente el espacio en el que vivimos. Y lo dejamos así, siendo simplemente un espacio. No lo apropiamos y no lo volvemos nuestro territorio. La relativa cercanía a nuestros lugares de estudio y trabajo no nos permiten comprender las realidades a las que se enfrentan otras personas. Una de las señoras con las que viajamos nos contó que en efecto, con el TransMiCable se disminuye en 2 horas y media aproximadamente su recorrido al trabajo. Pero no solo eso. En esos recorridos también debía enfrentarse al múltiple gasto de pasajes y a la inseguridad.
La línea tiene tres estaciones: Juan Pablo II, Manitas y Mirador el Paraíso. El recorrido dura 12 minutos aproximadamente y en cada estación hay personal de TransMiCable recordando las normas de seguridad y atendiendo las sugerencias de los usuarios.
Cuando llegamos a la última estación en el barrio Paraíso el paisaje era sencillamente espectacular. He ido a la Calera y al barrio Egipto para observar la ciudad, pero ninguno de sus miradores se iguala al de Paraíso. Siempre me habían vendido la idea que Ciudad Bolívar era un lugar en el cual no se podía caminar tranquilo, que estaba cundido de malandrines y que estéticamente era feo. Pero no fue así. Paraíso ha sido uno de los barrios de Bogotá más bonitos y tranquilos en los que he estado. Aunque las viviendas no son grandes, están decoradas con murales y las calles no tienen basura en el suelo.
Va a sonar clasista pero no me sentí en peligro en ningún momento, no me sentí insegura. Tal vez soy muy fresca pero debo decir con orgullo que saqué mi celular con más tranquilidad en Ciudad Bolívar que en mi propio barrio.
Luego de almorzar en un local que queda justo al frente de la estación tomamos algunas fotos más y entramos a la estación. Los torniquetes de Mirador El Paraíso, no son como los torniquetes tradicionales. De hecho ni siquiera parecen torniquetes más bien son como mini cárceles que te permiten entrar o salir de la estación. Al ver esto, no pude evitar pensar en Foucault cuando hablaba de la virtualidad del delito. Evidentemente, aquí la Alcaldía no se preocupó por crear estrategias que impidan que los usuarios se colen en la estación. Más bien, partieron de la idea de que los usuarios se van a colar. Por eso crean dispositivos que permitan controlar el cuerpo y el comportamiento del usuario.
En fin, durante el viaje de "bajada" solo íbamos acompañados por un señor y su hija. Ambos habitantes de Ciudad Bolívar. Nos preguntaron qué opinábamos del TransMiCable y de las fotos de cámara que llevábamos.
Al llegar al Portal Tunal el viaje finalizó y ahí nos percatamos que la fila para acceder al TransMiCable era muy larga. Y cuando digo muy larga, hablo de más de 80 metros de longitud, lo que quiere decir que seguramente el sistema va a tener problemas para que las personas accedan con rapidez al TransMiCable en horas pico.
Es innegable que el teleférico les arregló la vida a muchas personas. En Paraíso había un mural con una frase que decía "Más tiempo para ti" y, en efecto, no todos los días uno se ahorra dos horas de recorrido.
Como en todo sistema de transporte público, su funcionamiento depende en parte del comportamiento de sus usuarios. Los habitantes que lo usarán todos los días y los turistas que lo quieran conocer deberán cuidarlo y sobre todo cumplir con las normas de seguridad. La mayor responsabilidad por supuesto recae en la Alcaldía. Deben preocuparse no solo por mantener el TransMiCable, sino por construir más líneas y más estaciones pensando en las proyecciones demográficas. Estoy segura que los habitantes de Bogotá agradecerían más la construcción de nuevas líneas de TransMiCable y de troncales en el sur de la ciudad, que la construcción de la troncal de la Carrera 7. El problema es que aunque los habitantes del sur de Bogotá sean mayoría, los intereses de la Alcaldía actual no se inclinan hacia los menos favorecidos.
