Restaurada Capilla de Dominguillo, patrimonio de Colombia

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En los albores del siglo XVIII era evidente la existencia de reales de minas en Qulichao, teniendo en cuenta que hacia 1695 don Francisco de Arboleda y Salazar presentó los denuncios de los siguientes reales de minas: San Bernabé, Quinamayó o Santa María, El Palmar, Dominguillo, La Vetica, Anatalá, Salado de Murciélagos y La Despensa. De estas cuadrillas mineras, la de Quinamayó progresó con mayor rapidez, erigiéndose como la sede del curato; de este modo se estableció la Parroquia de San Bernabé de Quinamayó con ocho viceparroquias así:

Restaurada Capilla de Dominguillo, patrimonio de Colombia

Viceparroquia de Santa Teresa, de Cerrogordo.
Viceparroquia de San José, de Aguablanca.
Viceparroquia de San Miguel, posteriormente denominada San Antonio de Quilichao, donde hoy está ubicado el sector urbano de Santander de Quilichao.
Viceparroquia de Nuestra Señora del Pilar, de San Vicente.
Viceparroquia de Santa Bárbara, de Dominguillo.
Viceparroquia de San José, del Convento.
Viceparroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, de la Vetica.
Viceparroquia de Santa María, de Quinamayó.

A medida que estos reales de mina se fueron desarrollando alrededor de la extracción aurífera, con numerosas cuadrillas de esclavos, se vio la necesidad de levantar en estos una capilla doctrinera para su evangelización y la práctica de oficios religiosos, de las cuales sólo se conserva en pie de su construcción original la Capilla Doctrinera de Santa Bárbara de Dominguillo.

Los primeros habitantes de esta zona eran indígenas que fueron expropiados de sus tierras por los españoles para la explotación aurífera, que, al no dejarse someter al trabajo de encomiendas y explotación minera, fueron desplazados definitivamente a resguardos, para ser reemplazados con negros traídos de la costa de Guinea, Congo y Senegal pertenecientes en su mayoría a las culturas yoruba y bantú.

Después de entrada la época republicana y tras la abolición de la esclavitud, los terrenos actuales de la Capilla fueron comprados al señor Miguel Rebolledo, por Félix Mera y la compañía organizada de los negros, según consta en la escritura del dos (2) de mayo de 1857, por un precio de 25 libras más 85 castellanos de oro. El último de los adjudicatarios para la explotación minera en la zona fue don Mariano del Campo y Larrahondo.

La Capilla ha tenido varias remodelaciones, especialmente en el techo, pero siempre conservando con exactitud su construcción arquitectónica original.

Con el paso de los años esta colosal obra colonial ubicada en un bello paraje paisajístico del sector rural de Santander de Quilichao, ha cobrado inmenso valor histórico y cultural, a tal punto que el gobierno nacional lo incluyó el registro de los bienes de interés patrimonial, al declararla Monumento Nacional mediante el Decreto Número 2860 del 26 de noviembre de 1984, del Presidente Belisario Betancur y la Ministra de Educación Nacional, Sra. Doris Eder de Zambrano, reza el Decreto: “se declara Monumento Nacional la Capilla de Dominguillo en Santander de Quilichao – Cauca”. Previamente, y de acuerdo con lo dispuesto por la Ley 163 de 1959, el Consejo de Monumentos Nacionales propuso la calificación y declaración como Monumento Nacional a la Capilla de Dominguillo, mediante la Resolución número 004 de 6 de abril de 1981.

El Decreto se basa en la importancia histórica de la Capilla para declararla como Monumento Nacional y en tal virtud, dicha edificación queda involucrada al Patrimonio Histórico y Artístico de la nación colombiana.

Este fue el primer bien material del patrimonio cultural en ser objeto de declaratoria de bien de interés cultural en el municipio de Santander de Quilichao, consolidándose como símbolo de la riqueza del patrimonio cultural y referente histórico de nuestros orígenes y su trasegar en la construcción de comunidad y nacionalidad de los quilichagüeños.

La Capilla Doctrinera de Santa Bárbara, fue construida en el siglo XVIII al interior del Real de Minas de Dominguillo en la época de la colonia; inicialmente constaba de la bóveda principal y la sacristía ubicada al lado izquierdo del altar, posteriormente se amplió levantándole el ala lateral que incluyó en su construcción un salón, un cuarto y cocina en la parte trasera.

Así se mantuvo por más de dos siglos resistiendo erguida al paso del tiempo que en todo va dejando su huella inclemente, con el deterioro natural que ello ocasiona, lo cual llevó a los gobernantes en los inicios de la década de los años setenta en el siglo pasado, a que tomaran la decisión de hacer una intervención para su mantenimiento y reparación general, adicionando un mejoramiento de su entorno, empedrando el acceso frontal y construyendo un pequeño teatrino al aire libre en ese mismo material, extraído del río Quinamayó. En esto colocaron su empeño el exalcalde municipal Henry Otoniel Holguín David y el doctor Juan Jacobo Muñoz Delgado, ilustre caucano que entonces se desempeñaba como Ministro de Educación, al cual estaba adscrito el Instituto Colombiano de Cultura, entidad que antecedió al ministerio del ramo; la obra fue encargada a la arquitecta quilichagüeña Eugenia Tello Marulanda, junto al restaurador José Luis Giraldo. La obra se concluyó en 1975, durante la alcaldía del arquitecto Hernando Tobar.

Posteriormente, ante el notable deterioro que comenzó a presentar la Capilla, principalmente en la estructura de cubierta, lo que la colocaba en inminente riesgo de colapso, la alcaldía municipal en 2010 durante la administración del doctor Juan José Fernández Mera, presentó un proyecto de recuperación física a la gobernación del Cauca, a través de los recursos de recaudo del IVA a la telefonía móvil, destinados al mantenimiento y mejoramiento del patrimonio cultural, el cual fue aprobado con una inversión de aproximadamente 200 millones de pesos, el cual fue ejecutado por la Escuela Taller de Restauración de Popayán, creada por iniciativa del Ministerio de Cultura para la recuperación de importantes bienes patrimoniales destruidos por el terremoto de Popayán de 1983. Esta obra sólo alcanzó a cubrir la primera parte frontal del bien monumental (capilla y sacristía).

Como era de esperarse, la parte lateral y trasera continuó avanzando en su acelerado deterioro, lo que llevó al Municipio, en cabeza del doctor Álvaro Hernando Mendoza Bermúdez, alcalde municipal, a buscar el apoyo nacional, presentando al Ministerio de Cultura el proyecto para su restauración en el 2016, el cual contó con los excelentes oficios parlamentarios del doctor Carlos Julio Bonilla Soto, Representante a la Cámara por el departamento del Cauca, lográndose conseguir la financiación del Contrato 3269/17 por $526.651.725 adjudicado por el Ministerio al arquitecto restaurador Jorge Enrique Martínez Fonseca, profesional con una larga trayectoria en la recuperación de bienes patrimoniales en Colombia, para su ejecución; y el Contrato de interventoría externa por valor de 120.000.000 al Consorcio Esparman, con el ingeniero Edgar Esparza Santos. El trabajo se inició el 12 de enero del presente año. Esta obra incluyó la reparación total de la cubierta del ala lateral y parte posterior, restauración de toda la carpintería, manteniendo siempre en lo posible las partes originales, inclusión de un sistema de estructura de resistencia antisísmica a toda el área intervenida, construcción de servicios sanitarios, cocina y pozo séptico para disposición de redes de desagüe, construcción de la portada de acceso al lote, además de la red eléctrica y de alumbrado general.

Los trabajos fueron concluidos en su totalidad y entregada la obra en agosto pasado y hoy la presentamos a la comunidad en general en el marco de la celebración del Día de Santa Bárbara, a quien está consagrada la Capilla de Dominguillo.