Gracias al debate sobre el proyecto de ley que supuestamente buscaba modernizar el sector TIC, se puso en evidencia la ineficiencia e ineficacia del Estado, pero también de la administración pública en la televisión nacional.
La clara e indirecta censura al programa Los Puros Criollos es una muestra significativa y ahora tomada como evidencia empírica para entender los grandes problemas que existen cuando interviene el Estado.
La RTVC es un hueco sin fondo, cuyo problema se origina en la metida de mano del Estado con las licitaciones del 79 y se termina de fundir con la fracasada creación y organización de la CNTV en la constitución del 91.
Esto significa que así como se debe hacer una reforma completa, a fondo y significativa del modelo de educación pública en Colombia, también se debe reformar los medios de comunicación, no buscando la censura, tampoco privatizando, aunque es una opción, pero sí arrancándolos de las garras del Estado y desligándolos del deber moral con el demonio estatal.
No se debe pedir más Estado, Colombia está infectada de veneno estatal, y los sectores piden más; el problema es cultural, un cambio grande en el sistema, un achique del Estado, luchar por mayor libertad, y soltar la dependencia, son las claves para sanar la ya enfermedad del sector público en Colombia.
Se falla en promover "espacios seguros" en la televisión y en las universidades, porque solo incita a la opinión sesgada y afín al gobierno de turno.
Entre más libertad exista, más oportunidad se tendrá de escuchar la opinión contraria, todos los puntos de vista y el contenido de la televisión será realmente la que quiere y necesita el ciudadano colombiano.
La enfermedad es el Estado y la cura, la libertad.