Decía sabiamente Pepe Mujica que la enfermedad de la derecha es la reacción y la enfermedad de la izquierda es el infantilismo. En sus propias palabras, lo primero consiste en la obsesión empedernida de dar atrás lo más posible la rueda de la historia y lo segundo, en la obsesión empedernida de querer avanzar más allá de las posibilidades. A esto le agregaría también el pretender dar pasos sin querer avanzar. Muchas son las muestras del infantilismo dentro del movimiento estudiantil, al estar caracterizado por ser progresista e incluso de vanguardia, una muy común y que genera luchas enconadas dentro del mismo gira en torno a la incursión de líderes estudiantiles en la política.
Se podría plantear de forma de interrogante: ¿Deben los líderes estudiantiles aspirar a cargos de elección popular después de haber ganado reconocimiento producto de su labor en el movimiento estudiantil? Actualmente, responder con un no a esa pregunta resulta ser lo políticamente correcto: que un líder estudiantil aspire en una elección es repudiable no solo para la opinión pública oficial, sino también entre amplios entes del movimiento estudiantil. Entonces, cabría preguntarse antes que nada: ¿qué hay de malo en que una persona que ha hecho las cosas correctamente y ha defendido con ahínco los intereses de los estudiantes aspire a seguir defendiendo dichos intereses en un nivel más elevado y trascendental de la vida social de las personas?
En parte, la negativa y el repudio de tal acción obedece a la incursión ideológica neoliberal en todas las esferas de la sociedad, el movimiento estudiantil no es el único que hoy pretende aplicar la receta fallida de “despolitizar” las cosas, confundiendo abiertamente la política con la politiquería se ha pretendido cambiar la política por la gerencia. Esto sin duda se ha convertido en toda una tendencia social, decir que algo es político suena aberrante, decir que algo es meramente gerencial suena agradable. La iniciativa no fuera mala de no ser por que como lo mencioné arriba es una receta fallida, en la actualidad existen miles de “gerentes” y líderes “despolitizados” colgando de los hilos de politiqueros, trabajando para politiqueros pero aparentemente alejado de la política partidista, de esto es un claro ejemplo las mismas universidades públicas en todos sus niveles, donde es difícil encontrar a un rector o cualquier otro administrativo ondeando una bandera de un partido político tradicional, pero es más difícil encontrar uno que no obedezca a intereses de algún grupo o casa polítiquera.
Por tal razón, pretender desconectar el movimiento estudiantil de la política es simplemente cercenar la lucha estudiantil tanto a nivel local y a nivel nacional, es taparse los ojos para pretender que si no veo no está pasando, las decisiones trascendentales de la educación en todos sus niveles se toman en el ámbito político, y casi siempre con cálculos politiqueros, querer sacar la política del movimiento estudiantil es abrirle las puertas al oportunismo y la politiquería, después de todo, ¿a quién le conviene más que un líder estudiantil serio y honesto con ánimo de representar los intereses de los estudiantes no incursione en la política? ¿A los estudiantes o a un politiquero? Valdría la pena reflexionar sobre estas interrogantes.
Ser críticos, reflexivos y pensantes implica tener una visión de amplio espectro que conlleva a entender la relación y estado de las cosas, actuar y tomar decisiones de acuerdo a la realidad de estas aceptándolas como son y no como uno quisiera que fueran, sabiamente decía también Pablo Iglesias que la política no es lo que uno quiere que sea si no lo que es y es fea. La lucha estudiantil es política y por ende los líderes estudiantiles deben tener vocación política. Un líder que no aspire a esto y que por el contrario pretenda taparse los ojos inevitablemente llevará a todo el movimiento a lugares sin salidas. El movimiento estudiantil debe aspirar a tener representación política en todos los niveles de esta, pretender lo contrario es retroceder en la lucha, después de todo, ¿dónde sirve más un líder estudiantil: jubilado en un trabajo apartado por siempre de la política o dando la batalla por la educación en una etapa superior de la vida social?
