El caribe colombiano y su particular gente están llenos de historias que se cuentan por sí mismas, todas estas enmarcadas en el Macondo de Gabriel García Márquez, junto a las horribles noches que quieren volver a lugares donde la satanizada paz ha traído algo de calma.
Ahora bien, mucho se ha dicho y poco se conoce de San Onofre de Torobe, un paradisíaco municipio a orillas del mar Caribe en el departamento de Sucre, donde el sadismo paramilitar hizo de las suyas volviendo el cuerpo de las mujeres botín de guerra y tiñó las aguas del mar con sangre.
Las secuelas de la barbarie se evidencian aún en el comportamiento de su gente, en el machismo engendrado de algunos caciques electorales que no perdonan tener una mujer de alcaldesa y la desprestigian como a María Magdalena.
De sus hijos ilustres se conoce uno muy particular, que junto a sus amigos pactó el desfalco al IDU de Bogotá y que entre sus caprichos cuenta con un repertorio de apartamentos avaluados en $2.604.140.000, según la prestigiosa revista Semana, y que a las afueras de Bogotá posee una hacienda, a la que llamó San Onofre (todavía sin que nadie entienda la analogía), donde reposan sus caballos de paso fino... todo esto mientras que su pueblo vive en la pobreza.
Inocencio Meléndez es parte del selecto grupo de abogados con reconocimiento y rating en el país, eso sí, no por sus buenas prácticas o enseñanza de ética o moral sino por sus sonados escándalos por cobrar coimas que ascendían hasta los 4.500 millones de pesos por contrato y ser socio activo de los Nule en el robo a Bogotá en la administración de Samuel Moreno.
Meléndez tiene su propio prontuario y varias han sido las páginas que se ha gastado la prensa nacional para contar, entre otras cosas, las incautaciones a sus lujosos apartamentos por parte de la Fiscalía General de la Nación.
El exsubdirector jurídico del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) fue condenado a siete años y seis meses de prisión por los delitos de interés indebido en la celebración de contratos, contrato sin cumplimiento de requisitos legales y prevaricato por acción y omisión. Además, el ente investigador demostró que Meléndez fundó un patrimonio ilegal con el dinero que había recibido de manera ilegal por los contratistas interesados en los proyectos viales en Bogotá.
Pues bien, este hombre aterrizó de nuevo en Sucre, defendiendo a una empresa constructora (por cuanto es experto en manejo de concreto y mermelada) que participaba en la licitación en la polémica adjudicación para la construcción de la vía Las Tablitas-San Marcos. Como quiera, dicha propuesta no logró ser escogida y su argumento jurídico no ha tenido efecto alguno, a pesar de que se ha ido lanza en ristre contra Édgar Martínez Romero, gobernador de Sucre, de quien ha dicho hasta lo impensable usando la combinación de los poderes del jurídico y la lengua para generar desprestigio.
Se especula que Meléndez quiere ser alcalde de San Onofre o encontrar un candidato bajo algo llamado Opción Centro, pues él se sirvió de la izquierda para enriquecerse, pero estudió gracias a la derecha donde tiene anclado su corazón. Por ahora ha iniciado una campaña de señalamiento hacia quienes eventualmente no le apoyarían, diciéndole a la gente que él tiene la decencia y las manos limpias para gobernar, que lo sabe hacer y que además tiene con qué.
Sin embargo, el temor no solo es en las casas políticas sino también en la ciudadanía por cuanto a Inocencio se le ve con dudosa compañía, con la cual se presume que busca obtener poder y recuperar espacio en la política. Es por ello que los medios de comunicación, como este prestigioso portal, juegan un papel importante para detener el anhelo de que vuelvan las horribles noches y el sonido de las balas paramilitares.
San Onofre sigue escribiendo su historia mientras llega el debate electoral.
