Venero
Cómo es el mar abuelo.
El mar es un cielo de agua.
El niño no suelta la mano del abuelo.
Mientras caminan por la plaza
oye su voz ronca que le gusta tanto
como las tortugas de Manaure.
Vamos a ver los alcaravanes
que son tan bravos como tu abuela,
dice bajito como si ella pudiera oírle.
No se cambia por nadie en el mundo
mientras tenga en la suya la mano del abuelo.
El día es un largo sueño despierto
llegan a la casa casi de noche
el abuelo desaparece y queda sólo
la voz de Mina y la sombra de las mujeres.
Una mañana por la carrilera
llegan a la estación abandonada.
Aquí venía el tren, Gabito, dice el viejo Nicolás
como acordándose de un tiempo florido
en el que todo era rubio: el banano,
el sol y las esposas de los gringos.
Otra mañana se tropiezan con el alcalde:
¿Nada en el correo? le pregunta de paso,
primero vuelve la compañía, brama el abuelo.
El niño quiere ser como el abuelo
y el abuelo vuelve a ser un niño.
Le gusta mirar los payasos en el circo,
la negra que vende mandarinas y limones,
le asusta el farmaceuta de ojos amarillos.
El niño sabe que todo pasará y una nostalgia,
un gusano de seda en su estómago duerme
hasta que muchos años después
vuele una mariposa de letras…