Si me arrepiento de haber votado por Petro no es por el video que le sacó la senadora Paloma Valencia en la plenaria del Congreso. Me resultan confusas sus explicaciones sobre los millones que le da presuntamente el arquitecto Simón Vélez hace diez años. No entiendo qué hace recibiendo esa plata en bolsas pero, en honor a la verdad, la que queda peor parada –otra vez- es la senadora Valencia. ¿Qué tiene que ver un video de hace 14 años en un debate contra la integridad del Fiscal? El Centro Democrático nunca renunciará a sus controvertidas tácticas. El Centro Democrático hará cualquier cosa por sacar del camino a sus enemigos más encarnizados.
Si me arrepiento de haber votado por Petro no es porque Duque me parezca un gran presidente. En poco más de 100 días el joven político ha demostrado una sola cualidad que en un país de lambiscones es la mejor forma de ascender: obedecer. Le tiene tanto miedo a Álvaro Uribe, su mentor, que cuando se filtró un video en Armenia en donde el expresidente despotricaba sobre el tierno muchacho que ayudó a poner en el solio de Bolívar, la respuesta inmediata de Duque fue sacarse una foto igualita a la campaña de Uribe en el 2002: pura Mano firme, puro Corazón Grande. Duque es de mentiras.
Si me arrepiento de haber votado por Petro no es porque piense que tendría que haber votado por Fajardo. El exgobernador paisa no es tibio, no, tan solo no se compromete con nada ni nadie. Él espera encontrar el resquicio para acomodarse mejor. Le falta coraje. Eso sí, no les quepa duda, si hubiese pasado a segunda vuelta hubiera podido derrotar a la maquinaria uribista así él tenga un parentesco con el Centro Democrático.
Todo el que no piense como él, desde Cine Colombia hasta el Hombre Caimán,
son fascistas, nazis, antisemitas,
paramilitares
Me arrepiento de haberle dado mi voto a Petro por lo fácil que escupe categorías. Todo el que no piense como él, desde Cine Colombia hasta el Hombre Caimán, son fascistas, nazis, antisemitas, paramilitares. No me gusta la manera en la que se apodera de las movilizaciones sociales. En su ego inconmensurable Petro toma las banderas de la lucha a favor de la educación, de los trabajadores, de las prostitutas. Tiene el descaro de subirse a todas las tarimas y recibir un poco de eso que tanto lo alimenta: las ovaciones públicas. Además, ¿quién le dio la potestad de ser el faro moral de esta nación? ¿Quién lo encumbró en el pedestal -en el que también está subida Claudia López- de llamar corruptos a toda la clase política que no comparta sus ideas, que no forme parte de su partido? ¿Él está tan libre de pecado que puede arrojar todas las piedras?
Me imagino que Petro encadenaría Caracol, RCN y todos los canales regionales en interminables discursos. Se crearía un culto a la personalidad. Los cuadernos de los niños tendrían el rostro de Petro, los calendarios vendrían con sus fotos, crearía hasta un equipo de fútbol donde el técnico sería Diego Armando Maradona. Si, las universidades serían públicas pero me imagino que tendrían una materia llamada petrología. Todas las clínicas estarían abiertas para los pobres y lo primero que se vería sería un retrato suyo.
Eso sí, sería mejor Presidente que Duque. Así está de bajito el listón. Es un tipo brillante, es arrasador con un micrófono al frente. Nadie duda de eso. Pero a mí, en lo particular, esto de que la democracia se base en que la mayoría tiene la razón si no me va. Por eso me arrepiento de todas las veces que fui a las urnas a votar para evitar lo inevitable: en estos pueblos los pobres siempre elegirán al peor.