Frente a los conflictos sociales que vive el país actualmente —por el paro en las universidades públicas y el rechazo a la ley de financiamiento o reforma tributaria—, en donde las protestas están al orden del día, el marxismo-leninismo con sus diferentes remoquetes busca desestabilizar al gobierno nacional de Iván Duque que apenas lleva tres meses; subrayando que, de acuerdo a las orientaciones leninistas, para el comunismo totalitario hay que agravar el sufrimiento de las masas para que pueda haber una situación “revolucionaria”. El caos es el fundamento en ese objetivo, observando que en algunas oportunidades las movilizaciones tienen su ingrediente de violencia, de ahí que los sectores democráticos comprometidos en las manifestaciones no deberían permitir que los mamertos manejen la agenda de la protesta ciudadana.
Aunque se cayó la propuesta del IVA a la canasta familiar que se extendía al 80% de los productos, quedan otros elementos de la ley de financiamiento que son lesivos para la población como: los cambios que se introducen sobre la renta de las personas naturales, el gravamen a los ingresos de los contribuyentes (en donde se incluyen asalariados y pensionados con un 37% de la base), más UTV ($128.247.408) según el artículo 25, a lo que se le agrega la retención en la fuente mensualmente que incluye salarios y pensiones en el 37%, más 341 UTV ($11.306.196) de acuerdo al artículo 31, también se grava altamente la venta de los activos fijos (lo que no permitirá la posibilidad de recibir efectivo por la venta de un inmueble, pues todo puede ser considerado como utilidad, ello ocurrirá a partir del 1 de enero de 2019). Al igual que los anteriores temas, existen otros puntos que afectan en gran manera a una buena parte de la población, por lo que la protestas se deberían a encaminar al retiro de la ley de Financiamiento, y buscar otros mecanismo que permitan solventar el déficit de 14 billones en el Presupuesto Nacional.
Como se ve, la validez de la protesta social en contra de la ley de financiamiento es indiscutible, pero el totalitarismo comunista no puede guiarla, ya que los intereses mamertos son diametralmente opuestos a los del pueblo colombiano, resaltando que al marxismo, por su doctrina, poco le importa el sufrimiento o las aflicciones de las masas, pues lo que le interesa es utilizarlas para alcanzar el poder político y así montar una dictadura que conducirá a la nación a una esclavitud vitalicia.
Además, hay partidos y grupos que pertenecen a la extrema izquierda marxista, que por haber perdido influencia en los sectores sociales tradicionales organizados, especialmente en el sindical, acuden a crear aparatos coyunturales, que aparecen y desaparecen de acuerdo a las circunstancias, pero que de ninguna manera representan significativamente la protesta social y mucho menos el querer de las masas, ya que de forma supersticiosa, por seguir los dogmas marxistas, como por arte de magia, los miembros de esos bandos se creen voceros de los trabajadores y de los sectores populares sin serlo.
La lucha social que debe de ser un elemento aglutinador de las grandes mayorías nacionales no es patrimonio exclusivo de un grupo político en particular y, como columna vertebral de la unidad de acción mediante el pluralismo y la solidaridad, debe conducir a las reivindicaciones inmediatas e históricas de la población en democracia y libertad
El socialismo fundamentado en el marxismo es un fracaso total y absoluto en la tierra, como lo demuestran más de 160 años de historia, y sabiendo de su falta de vigencia tercamente siguen insistiendo en ese sistema para imponérselo a Colombia. Por ello hay que incrementar la batalla ideológica como la mejor forma de contrarrestar la enseñanzas inescrupulosas del comunismo totalitario, que no se basa en la razón, sino en la bestialidad, creando dicotomías maquiavélicas entre el socialismo y el capitalismo, resaltando que estos dos términos tienen diferentes acepciones y distintas aplicaciones prácticas... hay que ser muy tonto para caer en la simplificación comunista que busca esclavizar a las naciones.
La protesta ciudadana por las vías pacíficas es la mejor forma de demostrar la capacidad de movilización que tienen las organizaciones sindicales y sociales, que sin presiones de ninguna naturaleza libre y conscientemente realizan manifestaciones en donde las personas que participan no son sometidas a presión, como ocurre cuando la narcoguerrilla ha hecho los llamados “paros armados”, que mediante la fuerza bruta obliga con las armas a que participe la población, lo que demuestra que las gentes paralizan sus actividades por miedo, o sea que las bandas armadas comunistas intimidan pero no convencen.
El mamertismo y el petrismo se caracterizan por el oportunismo, de ahí que la protesta social que por estos días ocurre en el país no debe de ser direccionada por estos dos grupos, ya que son ajenos a las auténticas aspiraciones reivindicativas de la ciudadanía, que debe estar en la calle no solamente en busca de solucionar los problemas apremiantes de cada sector, sino también defendiendo la institucionalidad con la movilización pacífica, democrática y pluralista que de ninguna manera está en concordancia con la estafa comunista del marxismo-leninismo.