Dicen que nadie sabe para quién trabaja y es que en estas elecciones la indignación de muchos colombianos los ha llevado a proponer como solución, o salvación, el voto en blanco.
Pero como nadie sabe para quién trabaja, la noble causa de derrotar a los Congresistas que llevan años recibiendo “mermelada” desde sus curules –y que pretenden reelegirse indefinidamente-, se puede convertir en el mejor aliado de estos personajes, que tanto malestar e indignación han causado.
¿Cómo es posible eso?, pensarán muchos, si el voto en blanco tiene como trasfondo –por lo menos entre los bienintencionados- una forma de protestar contra los Gerleins, los Zuccardis, los Corzos, los Uribes y todos esos políticos que juegan al “todo vale” y no tienen inconveniente en ofrecer y/o recibir “mermelada”. La razón es simple, quienes llevan años en el Congreso legislando en beneficio propio tienen muy bien montada y aceitada la maquinaria necesaria para conseguir su curúl. En otras palabras, el voto en blanco no afecta a quienes causan esa indignación porque tienen asegurado su puesto con las prácticas tradicionales que utilizan para alcanzar el poder.
El voto en blanco, ese voto de opinión, simplemente reduce las oportunidades de que personas nuevas en la política, que no cuentan con la maquinaria, que hacen campaña con las uñas, que están en partidos políticos nuevos o pequeños y no compran votos, les cueste aún mucho más alcanzar el objetivo de llegar al Senado o la Cámara de Representantes.
Ahora, supongamos que el voto en blanco logra obtener la mayoría absoluta[i] -50% más un voto del total de votos válidos-, el acto legislativo 01 de 2009 dice que se repetirán las elecciones pero sólo podrán participar aquellos partidos cuyas listas alcanzaron el umbral, que para las próximas elecciones está en el 3%.
Este último detalle está ahí en la Constitución Política, artículo 258, y significa que, de llegar a darse esa posibilidad de que el voto en blanco obligue a repetir las elecciones en las condiciones mencionadas, sólo los partidos tradicionales –que alcanzarán el umbral fácilmente- puedan presentar listas a esa nueva elección. En suma, las buenas opciones que no alcancen el umbral perderán la oportunidad de llegar al Congreso e impulsar cambios.
¿Aún no entiende? Fácil, si el voto en blanco obliga a repetir las elecciones al Congreso, los políticos de siempre pondrán familiares o amigos de la misma “rosca” –como ya lo han hecho parapolíticos condenados- que, con la maquinaria del partido, obtendrían su curúl y llegarían al Congreso sin encontrarse en el camino con personas honestas que sí trabajarían por el país, porque estos últimos ya habrán quedado “fuera del juego”, por cuenta del umbral exigido a su partido.
En un escenario nefasto para Colombia, las buenas intenciones de quienes votaron en blanco favorecerían la conformación de un Congreso peor que el actual, mientras que la noticia de que en Colombia la mayoría obligó a repetir las elecciones como “forma de rechazo a la corrupción” se esfumará tan rápido como las noticias se mueven en nuestro país, quedando pronto en el olvido; pero con la consecuencia de un Congreso más corrupto que el anterior por los siguientes 4 años.
[i] La Corte Constitucional, en sentencia C-490 de 2011, declaró inexequible el artículo de la Reforma Política que ordenaba repetir las elecciones “cuando el voto en blanco obtenga más votos que el candidato o lista que haya sacado la mayor votación”.@ricardoladino en Twiter.