Hoy, en Cero Galería se inaugura la exposición de Luis Luna cuyo título proviene de un cuento misterioso de Jorge Luis Borges: “El jardín de los senderos que se bifurcan”
—Una confluencia de caminos.
El mundo de la fantasía le ha permitido encontrar una ruta más en su camino.
—Interesa el sentido de la percepción de las de realidades simultáneas y mutantes que están presentes en aplicación de la física cuántica.
En uno de sus cuadros aparece su definición: “A primera vista la mecánica cuántica es una revolución científica sobre la forma. La roca madre sobre la que florece la ciencia del siglo XX… y que empieza con una confesión de incertidumbre”.
—¿De cuánto tiempo es la vida?
La posibilidad de los tiempos simultáneos y la pérdida de la integridad de un adentro y un afuera porque la realidad camina en varias direcciones en el mismo momento.
Lo exacto pierde significado para abrirse a otras circunstancias más rápidas y ágiles.
El montaje de la exposición trata de recrear las diversas rutas de los laberintos borgianos. Rutas sin un camino previsible.
Nuestro nuevo diccionario Wikipedia dice sobre el laberinto:
1. s. m. Lugar artificial con caminos entrecruzados en el que es difícil orientarse y salir.
- 2. Asunto muy confuso y complicado de resolver la compra del solar se convirtió en un laberinto.enredo, lío.
- 3. ANATOMÍA Parte del oído interno de los
vertebrados.
- 4. LITERATURA Composición poética formada por versos que pueden leerse en varias
direcciones sin perder su estructura, cadencia y sentido.
En la exposición Luis Luna muestra enormes libros abiertos donde interesan láminas de metal oxidado.
—Acá el azar importa.
Nos importa el mundo de la expresión en un lenguaje con tiempo. Las letras indican el contenido de páginas inconclusas.
También viene el mundo de pinturas abstractas en acrílico sobre lienzo o sobre metal.
—A donde se busca una mirada interior.
O, a un espejo que nos muestra en la palabra el presentimiento de ese Yo cuando Borges dice:
“Soy el que sabe que no es menos vano que el vano observador, que en el silencio sigue el reflejo cristal o del cuerpo (da lo mismo) del hermano. Son tácitos amigos. El que sabe que no hay otra venganza que el olvido y otro pudor de un Dios que ha concedido al odio humano ésta curiosa llave.
Soy el que pasa a tan ilustres modos de errar, que no ha descifrado el laberinto singular y plural. Arduo y distinto que es de uno y es de todos. Soy el que es nadie, el que no fue una espada de la guerra. Soy eco, olvido. Nada.”
En este nuevo mundo de todos, aparece la incertidumbre del hombre único y con un instante personal.
Ya se unen conciencias con presencias que oyen los ecos de unas voces retumban.
—Importa el presente único.
Luis Luna nos muestra el laberinto de lo que pudo es o no fue mientras interviene en diversos medios. Cose y pega mientras desdibuja, escribe sobre lienzo o sobre metal con sus múltiples mundos y climas donde la temperatura puede ser de una oración egipcia, el orden de los mándalas, la ruta de los laberintos, las mil voces de Goya, los rumores de la Colonia o, las posibilidades que encuentra la multiplicidad.
Las tonalidades de la luz en la roseta de vidrio pintado para Santa Sofía en Turquía.
—Acá interesa la estructura visible de lo invisible.
Fotos: Ana María Escallón
