Reflexiones del candidato apoyado por el voto en blanco:
Nunca imaginé que representar en unas elecciones a millones de colombianos sería tan difícil. Persecuciones, acusaciones infundadas, campañas de desprestigio y hasta intentos de soborno he tenido que aguantar, en el proceso electoral que hoy domingo termina, en lo que a Congreso se refiere.
Estaba pensando ¿por qué me han atacado tanto, si represento a los ciudadanos que no quieren votar por nadie, que quieren rechazar y deslegitimar a los partidos políticos? ¿Por qué les cuesta aceptar que miles de colombianos me quieran apoyar, sin condicionamientos, ni contratos, ni puestos? ¿Por qué los que consideraba mis rivales dignos, preparados intelectualmente, no politiqueros, han salido como hienas detrás de una presa, a tratar de devorar mi electorado, y a mermar la moral de los ciudadanos que me respaldan?
He llegado a lo conclusión que si me atacan tanto, y si inventan tantas cosas negativas, es porque les importo. Porque cada voto que sumo a mi favor, es un voto menos que tienen para manipular y comprar. Porque con cada voto que logro, se le arranca un seguidor a los abstencionistas que hoy me ven como una opción para rechazar que siempre les impedía madrugar a votar. Porque los buenos candidatos buscan desacreditarme al ver detrás de mi candidatura a un movimiento de opinión auténtico, con el único interés, de dar un mensaje claro a los políticos sobre la incredulidad que están generando en la población.
Mi candidatura la matonean desde los partidos y movimientos. Se preguntan y envidian, cómo subo en las encuestas sin repartir mercados, sin ser amigo de las firmas encuestadoras, sin ser entrevistado por los llamados líderes de opinión, sin tener avanzadas en los municipios para demostrar poderío electoral.
Es sencillo. Mi opción solo se fundamenta en la inconformidad. Nace de centenares de miles de ciudadanos que me expresan: “ya no más”. Que ha sido suficiente con el robo de los dineros públicos, y que no quieren arriesgarse con un candidato “bueno”, que se pueda convertir en malo, como ha pasado en procesos anteriores.
Mi intención y la de mis seguidores no es la de jugar al raponazo de votos con los otros candidatos, ni la de lograr que un día después de mi triunfo, el país cambie por completo, se acabe la corrupción, y Colombia se convierta en la Suecia suramericana. Lo que si busco, es que se dé un mensaje claro contra la politiquería, que la votación masiva a mi favor siente un precedente ciudadano, que obligue a los dirigentes, a repensar la forma equivocada como manejan nuestra democracia representativa.
Les digo, es una oportunidad para lograr grandes cambios sociales, comenzando por el pensamiento y no por el estómago, contrario a lo que nos han acostumbrado en nuestro país. Por eso, para los que quieren sembrar dudas sobre los efectos prácticos de mi triunfo, les aseguro que sus valoraciones son el resultado de la visión utilitarista de la política, inculcada hace varias generaciones: los métodos y los resultados están por encima de la moral y los valores.
Amigos de las minorías, no se desvelen por mi movimiento de opinión. Si los fines de su aspiración son altruistas y por fuera de cualquier motivación personal, estamos persiguiendo el mismo fin: dignificar la actividad política y deslegitimar a los malos individuos.
Finalmente me preguntaba ¿los mismos políticos que me crearon, ahora me quieren destruir?, la respuesta es clara: me concibieron como un premio de consolación, como el contentillo para los rebeldes sin causa. Nunca me imaginaron como el rival más importante, contra el que no procede su populismo barato, ni el derroche de dinero.
Seguidores, los espero el domingo en las urnas.
Candidato del Voto en Blanco