La ley de financiación, realmente de reforma tributaria regresiva, en su presentación inicial establecía recoger $19,5 billones. Sin embargo, el gobierno se ha apresurado a precisar que su desfinanciamiento en la ley de presupuesto para el 2019 es de solo $14 billones a pesar del escándalo con que llegó a considerar que faltaban $25 billones. Es decir, cuadra sus cuentas según como vayan siendo recibidas sus propuestas.
Recordemos las suma y restas gruesas de la reforma:
Por concepto del IVA recaudarían $11,35 billones más. Y por gravar las rentas de trabajo ingresarían $1,77 billones más. Es decir, expropiarían en $13,12 billones a las capas medias y a los ciudadanos de a pie.
Se reducen los impuestos a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras, para el 2020 significa que dejen de pagar $11,88 billones. La reforma trae además un ahorro y reducción del tamaño del Estado por $1,2 billones que conlleva al despido masivo de trabajadores. Y se vendería patrimonio de los colombianos por $2,39 billones.
Digamos entonces que ya sabiendo que solo requiere para sus proyectos $14 billones, vienen armando toda una pantomima para buscar, de una parte, que un buen sector de congresistas que se han opuesto al IVA a la canasta familiar se animen a respaldar la reforma y de otra, buscar como atemperar e incluso desmontar las diversas acciones de protesta e inconformidad por parte de los ciudadanos de a pie y los trabajadores que cada día se sienten agobiados por su precariedad laboral y social y otros muchos engañados por el presidente Iván Duque.
Ya el partido de gobierno, el Centro Democrático, anunció que de los 75 productos de la canasta básica que hoy están exentos dejaría solo 25, que subiría el impuesto a los dividendos al 15 % para unos pocos muy, pero muy, ricos. Con esto vienen atrayendo a sectores de las diversas bancadas del gobierno e independientes, que le han hecho críticas al IVA a la canasta familiar. Y con ello van aplacando a diversos gremios poderosos como la SAC, Fenalco, Andi y otros más modestos como Fenavi y Fedearroz, que han expresado diversas inconformidades con el IVA y que han propuesto como el Dr. Bruce Mac Master presidente de la Andi, propuestas similares, reducción a unos pocos productos exentos y a otros establecer una tarifa entre el 10 % y el 12 %, manteniendo la tarifa general que hoy se les aplica al resto de productos en el 19 %.
Pero todos ellos mantienen incólume la reducción de los impuestos a las rentas al capital de las grandes corporaciones. Es decir la bufonada está bien montada en este tinglado de la demagogia del gobierno y sus áulicos en el Congreso y en los gremios económicos.
Todo ello va quedando al descubierto y cada vez más amplios sectores de la población, unos que ya habían expresado su descontento en las presidenciales apoyando al candidato Gustavo Petro, pues han corroborado sus apreciaciones y han llamado desde un principio a la oposición a Iván Duque y, hoy, muchos otros, sintiéndose engañados y frustrados por el gobierno, han salido a movilizarse también.
En ello está la fuerte movilización de los universitarios que hoy mantienen después de 45 días en alto su bandera de presupuesto para la universidad pública ante la negativa, intransigencia y represión del gobierno. Y ya los transportadores de carga anuncian un paro el próximo 23 de noviembre en contra de la chatarrización y el aumento de los combustibles y los peajes. Y en este marco de inconformidades las centrales obreras, organizaciones sociales de comunales, campesinos, indígenas, afros, sectores de profesionales y la amplia bancada alternativa de oposición al gobierno, han decidido convocar a una fuerte y nutrida movilización para el 28 de noviembre en todo el país, con la toma de las capitales, acompañado de un paro de 24 horas de los maestros liderado por Fecode.
Y todo ello en un panorama político complejo ante los desacertados manejos de este gobierno y su partido en materia de paz, que es más guerra, se viene burlando de la consulta anticorrupción dejando hundir los proyectos de ley en el Congreso, a lo cual se han sumado los escándalos del ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla con la tumbada a cerca de más de 100 municipios con el endeudamiento por 20 años con los bonos del agua.
Un complejo panorama por los desacertados manejos en materia de paz,
la burla a la consulta anticorrupción
y los escándalos del ministro de Hacienda
Y por si fuera poco, se ha destapado el mayúsculo escándalo de corrupción con las coimas de Odebrecht y Corficolombiana, que han colocado en la picota pública el accionar engañoso del actual Fiscal General de la Nación el señor Néstor Humberto Martínez, frente a las denuncias del operador de control de las actividades de Corficolombiana el señor Jorge Enrique Pizano —cuyo deceso está siendo hoy investigado por las extrañas circunstancias en que sucedió, agravado con el envenenamiento por cianuro de su hijo Alejandro— con lo que se ha demostrado que el fiscal conoció de todo ese escándalo y que viene aplicando desde su cargo acciones del tapen-tapen, para encubrir a su jefe Luis Carlos Sarmiento Ángulo y a las probadas financiaciones de las campañas de Santos y Zuluaga, esta última acompañada en su momento por el senador y hoy presidente Iván Duque.
Es decir, en muy poco tiempo, frente a las cosas que ya el país había expresado su inconformidad, ve como las instituciones del Estado a todo nivel se profundizan en la corrupción, los más altos dignatarios para combatirla están inmersos en ella junto con los más encumbrados y multimillonarios como el dueño del grupo Aval; el gobierno de Iván Duque se muestra incapaz de mostrarle un rumbo distinto al país; por el contrario, se dispersa y retrotrae los acuerdos de paz y embolata la posiblidad de avanzar con el ELN y su anunciada reactivación económica se ve cada vez más esquiva cuando no más debilitada. Todo ello reflejado en las encuestas que muestran el mayor desgaste de los últimos presidentes en menos de 100 días de gobierno. Su desfavorabilidad del 65 % al igual que la de Uribe Vélez así lo demuestran. Y a todo esto se le suma el nuevo impuesto de valorización aprobado en Bogotá para cerca de 400 000 predios que desangrará aún más a las capas medias bogotanas.
Se viene configurando así una situación de inconformidad, desengaño, frustración, desencanto y no pocas sorpresas, que se constituye en un buen momento político para canalizar todos los esfuerzos de movilización en las redes y en la calle para hacerle entender al gobierno que en lo inmediato debe atender a los universitarios, a los transportadores y en especial retirar ese esperpento de la ley de financiamiento (reforma tributaria).
La desobediencia civil crece de múltiples formas en el país. Hagámosla muy fuerte el próximo 28 de noviembre canalizando todos los descontentos en una gran convergencia social y política.