En cuestión de 72 horas, padre e hijo fueron aparentemente asesinados por "envenenamiento por ingesta de cianuro", según lo dictaminado en un informe entregado por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, luego de que Jorge Enrique Pizano, testigo clave en el escándalo de los sobornos de la multinacional brasileña de la construcción, Odebrecht, fuese encontrado muerto en el baño de su casa, supuestamente, a causa de un infarto.
Alexander Pizano, su hijo, que había venido de España a Colombia para asistir al funeral de su padre, falleció en idénticas circunstancias, casi en el mismo lugar, tres días después, al ingerir el contenido de una botella de agua que estaba en el escritorio de su progenitor, contaminada con cianuro, de acuerdo con el informe de los médicos legistas.
El hecho, que ha llamado poderosamente la atención, es materia de investigación porque, en una entrevista que dejó grabada Pizano y emitida por Noticias Uno, este revela que el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, antes de ocupar el cargo, cuando era su "amigo personal y confidente", además de su abogado, conocía desde 2013, la trama de corrupción orquestada por Odebrecht y no hizo nada al respecto.
El fiscal Martínez se ha defendido, aduciendo que Pizano "no tenía certeza de se tratara de pago de coimas", lo cual explica la razón por la que "no presentó denuncia alguna ante las autoridades" y que por eso no actuó. Ahora, "ante la certeza de lo hallado por Jorge Enrique, se ha abstenido de actuar como fiscal en la investigación por estar impedido".
¿Por qué el Fiscal General no procedió en su momento, siendo que había indicios serios de que algo raro estaba sucediendo, así su cliente y amigo no tuviera la "certeza" del asunto?
¿Será que las autoridades correspondientes tomarán, ahora sí, las riendas del caso, nombrando un fiscal ad-hoc, ante el impedimento presentado por Néstor Humberto Martínez?
Amanecerá y veremos.