“El teatro se convierte en una herramienta que permite la deconstrucción de imaginarios ya establecidos en relación a la violencia y como nos estamos relacionando”: Kelly Jhoana Perdomo, Coordinadora del grupo base de teatro de la corporación y de los procesos formativos allí realizados.
“H2”, “Cimiento” y “La Ancha” son tres parches de jóvenes del barrio Manuela Beltrán que habían tenido roces en el pasado, debido a intereses de dominar el territorio que comparten.
La rivalidad entre estos grupos, entre los cuales aún existen zonas por las que sus miembros no pueden transitar sin ser agredidos por otra pandilla. Sin embargo, el equipo de trabajo del proyecto TIP Jóvenes Sin Fronteras en la comuna 14, conformado por gestores de paz de la Policía, enlaces comunitarios y educadores para la vida, llevó a cabo los preparativos para que los muchachos de los grupos con los que han venido trabajando en este proyecto, asistieran por primera vez al teatro.
De esta manera, el equipo de trabajo del proyecto terminó sorprendido por los frutos de su propio esfuerzo invertido en este proceso que han venido desarrollando.
Los grupos “Moviendo Fronteras” del barrio Quintas del Sol y “La 96” del barrio Alfonso Bonilla Aragón también asistieron y disfrutaron de la función. Fueron alrededor de treinta jóvenes, integrantes de estas cinco pandillas de la comuna 14, quienes disfrutaron, por primera vez, de este arte.
La actividad se llevó a cabo en las instalaciones de la Corporación Teatro Casa Naranja, ubicada en el barrio El Poblado, la cual desarrolla labores de intervención comunitaria a través del teatro, realizando talleres y presentaciones. El teatro es pequeño, pero los cinco grupos no tuvieron problema en compartir este espacio durante más de una hora.
Al ingresar a la función, los jóvenes depositaron un huevo en una canasta que estaba ubicada en la entrada, pues la “Casa Naranja ubicada en el barrio Poblado 1, le ha apostado a cobrar el ingreso a sus funciones con comida y no con dinero, ya que este espacio tiene una modalidad de voluntariado y llegan a él personas de todo el mundo a través de la página web, y se les ofrece hospedaje y alimentación a cambio de compartir sus saberes con los beneficiarios”, comenta Kelly Jhoana Perdomo, Coordinadora del grupo base de teatro de la corporación y de los procesos formativos allí realizados.
“Uno de los logros de esta actividad fue que la mayoría de los chicos aportaron el huevo que se requería para entrar. ¿Por qué un huevo es un logro? Porque sencillamente los $300 o $400 pesos que vale un huevo, el joven los puede usar para comprarse un pan” o o cualquier otro alimento para consumir y alimentar a los beneficiados en las integraciones o al equipo de trabajo, afirma Carolina López, una de las educadoras para la vida del proyecto TIP Jóvenes Sin Fronteras en la Comuna 14. Carolina es psicóloga, pero también cuenta con formación teatral. De hecho, algunos de los jóvenes que asistieron a la función habían tenido un acercamiento previo a la dramaturgia, en el marco de las actividades de atención psicosocial orientadas por esta profesional, pero nunca habían asistido a una sala de teatro.
Paola, una joven de 24 años que hace parte del grupo “H2”, sintió tanto entusiasmo de asistir por primera vez al teatro que grabó con su celular toda la obra para mostrársela a los miembros del parche que no pudieron asistir por motivos laborales o académicos. Su video los motivó a querer vivir esa misma experiencia. “A todos nos gustó ir a teatro, fue una experiencia muy chévere. Sirvió para conocer otros puntos de vista y ver cómo se proyecta una historia. No hubo problemas, los muchachos estuvieron recochando en paz, hubo un ambiente muy bueno”.
Además de la novedad de esta experiencia y del acercamiento pacífico con los jóvenes de otros grupos, Paola y sus amigos aprendieron algo a través del argumento de la obra, una comedia que abordaba temas de género. “Uno debe ayudar a los padres y sobre todo a las madres que son las menos valoradas, que les toca estar todo el día recogiendo una cosa y la otra. Uno de hijo llega y va tirando las cosas y ni siquiera se da cuenta de eso”, reflexionó la joven.
Para Carolina López, el hecho de que los jóvenes respondieran voluntariamente al llamado a aportar un huevo es muy significativo dentro de su proceso de transformación personal, pues según dice, esta es una forma de aprender a dar y no sólo a recibir.
Paola reconoció que. con ese pequeño aporte, ella y sus compañeros habían contribuido al teatro de la Casa Naranja por el trabajo que hacían, y a cambio recibieron una enseñanza.
Dentro de sus componentes de atención integral para los jóvenes integrantes de pandillas en Cali, el proyecto TIP Jóvenes Sin Fronteras le ha apostado al deporte, la cultura y la recreación como caminos para la reconciliación de los muchachos consigo mismos, con sus entornos y con los grupos a los que se enfrentaban. De esta forma, a través de encuentros en el teatro, torneos de fútbol, muestras artísticas, pintura de murales, participación de jornadas de limpieza y embellecimiento de sus territorios, entre otras actividades, se han logrado desmontar paulatinamente barreras de enemistades entre grupos juveniles que pasaban de una generación a otra.