El Colegio Bolivariano fue fundado en octubre de 1943. Su primer rector fue el señor Miguel Ángel Osorio. Le siguieron luego: Carlos Enrique Valdez, Efraín Gómez, Miguel Ángel López y Marcos Encinales hasta 1949. Luego, Luis Enrique Benoit C. Posteriormente llegarían a asumir la dirección del plantel otras personas como Dionisio Rodríguez, Ricardo Escobar, Jaime Cobo, Manuel Hernández, María Argemira Echavarría, entre otros, quienes dieron una nueva dinámica al colegio.
En la actualidad el rector es Luis Carlos Velasco, a quien, con un gran equipo de trabajo, le correspondió la celebración de estos 75 años del plantel, para lo cual se hizo una variada programación.
Parte de este homenaje fue el concierto dado por el Grupo Bandola de Sevilla.
Un escenario cuidadosamente adornado daba la bienvenida a los asistentes. Colores que resplandecían, luces estratégicamente colocadas para que todo destacara y un árbol con flores amarillas sobresalía entre el conjunto.
Cuando Luz Migdalia Torres, presentadora del evento, salió al escenario para anunciar la presencia del Grupo Bandola en el auditorio, Dionisio Rodríguez. El público entregó el primero de los muchos aplausos que llenarían la sala durante esta velada de música y alegría.
Es que cuando se conjugan el talento y el gozo surgen momentos para el no olvido. Eso fue lo que sucedió el pasado 18 de octubre en el auditorio Dionisio Rodríguez, del Colegio Bolivariano de Caicedonia.
El Grupo Bandola de Sevilla ofreció a los asistentes al teatro un especial y emotivo concierto con motivo de los 75 años del Colegio Bolivariano de la Centinela del Valle.
Temas como: Palabras para Julia, Buenaventura se quema, El árbol amarillo, Turumbistumbis, Listos para la foto y la Bogadera, entre otros, pusieron a bailar a los presentes, quienes olvidándose de la etiqueta se fueron al frente del escenario para danzar hasta la última nota de un concierto que tuvo el encanto de la conexión entre el público y los artistas.
Las emociones se acumulaban y los danzantes, cada vez más excitados y alegres, reclamaban los temas de sus preferencias, diciendo de esta manera a los artistas, que son seguidores de su trayectoria, que no eran invitados ocasionales sino que su camino musical tiene conexión permanente con el alma de los asistentes.
Oscar, María Elena, Rodrigo y el resto de los integrantes estaban emocionados, pues dos de ellos (Rodrigo y Óscar) habían sido docentes de la institución a la que hoy celebraban desde la música y por eso los temas interpretados tenían más fuerza, conectaban más con ese público que años atrás, habían sido parte de sus amistades cotidianas, y que no hace ni mucho, ellos había sido parte de ese entorno caicedonense que les admira, les respeta y les sigue.
Fue una noche con magia, de aquellas que no se repiten pero que dejan un caminito de recuerdos dentro de uno. Profesores, alumnos y público en general disfrutaron las canciones, corearon con emoción cada una de las interpretaciones y se rumbiaron sin parar, todo el concierto.
“Celebramos que esta juventud que recibe también otras propuestas musicales baile y goce, como lo están haciendo, esta música nuestra, con sabor autóctono y de tradición”, dijo Óscar Gallego.
Finalmente, el rector del colegio agradeció la presencia de la agrupación en la Centinela del Valle y felicitó la asistencia y entrega del público en esta noche de música y celebración.
Cuando el último aplauso terminó la emoción y la alegría se fue en cada uno de los asistentes. La música calló en el escenario, pero partió en el alma y en los labios de cada uno de quienes disfrutaron esta noche de alegría. Por eso me volví a emocionar cuando al abandonar el lugar unos chicos iban calle arriba cantando: “Cada año nos trae primavera, se pone su vestido de muchacha dominguera”. Es que la buena música siempre deja huella.