La migración regular e irregular de venezolanos a Colombia se está volviendo insostenible. Es preocupante como cada día miles y miles de venezolanos cruzan las fronteras o pasan trochas para llegar a Colombia, país que tiene un presente y un futuro un poco menos desalentador que el vecino país.
Estos ciudadanos extranjeros se ven en los parques, en los semáforos, en trabajos informales y unos pocos, en trabajos formales. Prácticamente están superviviendo hombro a hombro con sus pares colombianos, hablo de los más pobres, que son la inmensa mayoría, aquellos habitantes que nunca han tenido una mejor calidad de vida que ellos, ya que nuestros compatriotas, a diferencia de ellos, no han conocido tiempos de abundancia.
Recordemos la Venezuela de la abundancia, donde migraron aproximadamente dos millones de colombianos y no los 6 millones que afirma el dictador venezolano. Pues bien, esos dos millones de colombianos pusieron su capacidad para coadyuvar en el desarrollo de la industria petrolera, muchos de ellos le dieron vida a la escasa agricultura venezolana, así como al comercio. Además, ellos también fueron víctimas de la infame guardia venezolana, fuerza militar que desapareció miles de colombianos y cuyos crímenes y vejámenes están narrados en un magnífico libro histórico del periodista colombiano Gonzalo Guillén llamado: Los que nunca volvieron. No podemos olvidar esos hechos en el momento que nos digan que no hemos sido solidarios con los venezolanos, porque lo hemos sido más que ellos, incluso, nuestras fuerzas militares se han portado a la altura con esas personas.
Me preocupa como ciudadano la actitud del gobierno colombiano: pretendiendo incentivar la migración venezolana con propuestas como las “rutas de empleabilidad” para venezolanos, ya que es un poco injusto con los miles de colombianos sin empleo; hablando de la posibilidad de ajustarnos el cinturón por los migrantes venezolanos, como señaló el ministro de Relaciones Exteriores en Cartagena (es ahí donde digo: ¡no puedo ajustarme más el cinturón!); planteando soluciones de vivienda para venezolanos en la reserva Van der Hammen (esto lo dijo a través de una entrevista en la radio la polémica magistrada que avaló la intervención en ese santuario natural). Es ahí donde uno se pregunta: ¿quién piensa en los millones de colombianos sin casa propia?
En estos momentos, en Honduras se está desarrollando una caminata de miles de ciudadanos que se dirigen a los Estados Unidos buscando un futuro mejor. En cuanto los gobiernos de Guatemala, México y los Estados Unidos lo supieron, advirtieron que no los dejarían pasar por cuanto es el gobierno hondureño el que debe solucionar la situación particular de esos ciudadanos. Esa situación no ha sido cubierta por los medios de comunicación, pero cuando Perú y Ecuador exigieron pasaporte a venezolanos todos los medios de comunicación tildaron esta acción como inconveniente y poco solidaria. Entonces, ¿por qué cuando un país desarrollado restringe el acceso de ciudadanos sin papeles es legítimo y cuando un país como Perú lo hace es xenófobo? ¿Deben primar los derechos de extranjeros sobre derechos de nacionales?
Parece que para el gobierno está prevaleciendo la situación de los venezolanos sobre la de los ciudadanos propios, por eso es hora de que las autoridades migratorias dejen de ver la paja en el ojo ajeno y empiecen a revisar mejor la viga en el propio. No podemos criticar al infame dictador vecino si tenemos la casa en desorden, urge priorizar a los colombianos, urge crear empleos para colombianos, urge crear soluciones de vivienda para colombianos, urge que migración Colombia realice su trabajo y controle el ingreso de ciudadanos extranjeros.
La dictadura venezolana posiblemente se extenderá en duración como la infame dictadura cubana, por eso la solución por parte de ellos no es huir, porque está huyendo todo el mundo, y Maduro se está quedando solo con sus lagartos, deben evitar que ese infame personaje y su séquito de hampones sigan echando raíces.
La migración masiva e irresponsable de venezolanos colapsará Colombia. Urgen acciones de parte de los gobiernos, urge que los venezolanos luchen con más ahínco por su país.