Produciendo el mejor café de Colombia para el exterior y capturando las mejores fotos relacionadas a su labor como cafetera, Astrid Medina aporta su granito de café para la construcción del país
Antes de ganarse el premio Taza de la Excelencia en 2015, Astrid Medina describe su vida como una llena de tristeza y soledad. Su madre había muerto cuando ella era muy joven, a su padre, un líder de la región que intermediaba entre el ejército y las Farc para que los campesinos pudieran trabajar tranquilos, lo asesinó el grupo guerrillero, y su sobrina, combatiente de las Farc también murió en medio de la guerra. Astrid transformó el dolor de perder a sus seres queridos en motivación para sacar adelante la finca de su familia. Hoy en día es una de las cafeteras colombianas más reconocidas a nivel internacional. El café, pasión que heredó de su papá, le abrió las puertas a su otra gran pasión: la fotografía. Conoce más de Astrid Medina a través de este recorrido por unas de sus fotos más bonitas publicadas en su Instagram (@astridmedinapereira).)
La vida en la finca de Astrid está llena de instantes: Un colibrí que chupa el néctar de las flores que rodean los cultivos, un atardecer que se pierde mientras uno entra a la casa por la cámara y vuelve a salir… por eso Astrid vive con celular en mano preparada para capturar los momentos que ella considera “bendiciones que la rodean”. En esta ocasión quiso retratar una de las abejas que visitan constantemente las flores del cafetal alzando vuelo.
“La fotografía es la manera más efectiva de transmitir información acertadamente”, dice Astrid. Después de ganar el premio a la mejor taza de café, empezó a sentir que personas alrededor del mundo se interesaban por lo que hacía. De las ganas de compartir sus conocimientos surgió la idea de documentar el proceso del café a través de la fotografía.
Así como a Astrid y a su papá los une el amor por el café, a Astrid y a su hija, Alejandra, las une la pasión por la fotografía. Cuando Alejandra tenía 15 años su mamá le regaló una cámara. Desarrolló habilidades que ahora comparte con Astrid. “Me sugiere buscar una idea principal en cada foto, en no tomar fotos borrosas, en aprovechar los días claros para tomar fotos”, comenta Astrid. Estos consejos y su talento la han hecho merecedora de ovaciones al rededor del mundo como esta: “Astrid. ¡Tú es fotógrafo profesional!”
Nadie como Astrid conoce su finca. Sabe dónde se aprecia el mejor paisaje, cuál es el lugar más alto para contemplar el atardecer, y en qué hojas buscar a las ranas que les gusta descansar en ellas. Conoce, inclusive, los rincones de la tierra como este, en los que comienza la vida.
A través de los años, los campesinos de Planadas han sido acreedores de premios nacionales e internacionales que les han merecido la reputación de producir el mejor café de Colombia, y en ocasiones, del mundo entero. Antes de Astrid, en 2006 su coterránea Edith Encizo ganó el primer puesto en el concurso Taza de la Excelencia, promovido por la Federación Nacional de Cafeteros y The Alliance for Coffee Excellence. En 2008, Racafé, empresa colombiana con cosechas en Planadas, ganó el ‘Roasters Guild Coffee of the Year’, conocido como el ‘Oscar’ del café.
En medio de todas las distinciones internacionales, el logro más importante de los campesinos planadunos fue retornar a los cultivos de café, plátano y maíz después de que en los año noventa la mayoría de ellos se dedicaba exclusivamente a sembrar amapola. En un principio la flor de la que se extrae el opio y se produce la heroína trajo riqueza espontánea para los campesinos que no contaban con las condiciones adecuadas para comercializar sus cultivos. Sin embargo, en poco tiempo, la amapola trajo muerte y desgracia. Adquirió el apodo de “la flor maldita” y poco a poco los agricultores volvieron a sus prácticas y cultivos ancestrales.
Astrid recibió el premio Taza de la Excelencia un año antes de que Santos y Timochenko firmaran el acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. “Es como si hubiera un engranaje perfecto entre el premio y lo que estaba pasando en el país”, comenta. Recuerda que antes del Proceso de Paz, la gente no quería venir al sur del Tolima. Ahora recibe visitas de Colombianos y extranjeros que ven sus fotos en Instagram y no aguantan las ganas de conocerla a ella y su finca.
