Al principio creíamos que era una gran idea. Toda la experiencia y sabiduría de Hernán Peláez sería la combinación perfecta pero el ímpetu y la frescura de Vicky Dávila. Pero una semana después la fórmula parece no funcionar demasiado. Vicky no ha podido contagiar su alegría innata a Peláez sino al contrario, la Dávila parece congelada, pasmada ante la tranquilidad del Doctor.
No hay números, no sabemos fácticamente cómo le está yendo pero he hablado con muchos de los que escuchaban a Vicky y quedaron estupefactos al ver que Hernán anula a Vicky, que ese formato en el mediodía no funciona, que Vicky, como la naturaleza según Fauerbach, se explica y se justifica así misma. Ella es la reina de la televisión y de la radio, ella es la vida que nos da cada mediodía, la fuerza que nos pone a trabajar en medio del sopor del almuerzo.
Hernán también formó parte de mi vida pero con Vicky le queda complicado, con su frescura, con su belleza. En el taiming Peláez luce perdido, en otro lugar. La verdad, aunque no hay nada mejor al mediodía que Vicky, aunque no les voy a ser infiel jamás, Peláez no funciona al lado de Vicky. Qué pesar tener que decir que Peláez ya es más pasado que presente y que debería buscar un lugar más reposado para salir de la radio por el lugar en el que siempre debió haber salido: por la puerta grande.