De fronteras invisibles a autopistas de sueños

De fronteras invisibles a autopistas de sueños

Alrededor de 1700 jóvenes, entre 12 y 28 años, de 64 pandillas de las comunas más vulnerables de Cali han cambiado la droga y las armas por otras actividades productivas

Por: Hugo Andres Arevalo Gonzalez
octubre 04, 2018
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De fronteras invisibles a autopistas de sueños

Gracias a la implementación de TIP – Jóvenes Sin Fronteras, un innovador programa implementado por la Policía Metropolitana, la Alcaldía de Cali y el Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, varios jóvenes han dejado situaciones difíciles para empezar a cursar carreras técnicas, practicar fútbol, baile, fotografía artesanal, estampado de camisetas, elaboración de tejidos, entre otras actividades productivas.

Aldair Cuero de 20 años de edad, caleño de nacimiento pero producto de la unión entre un bonaverense y una caucana, entrenó durante dos años con Yerry Mina en el equipo Raíces de Guachené. Con talento y disciplina, Yerry llegó al Deportivo Pasto como defensa y recién fue comprado por el Everton de Inglaterra. Altair, también habilidoso en la delantera, y apoyado por el programa TIP-Jóvenes Sin Fronteras, ahora hace parte del equipo Cruz Azul de México.  Probablemente él hubiera llegado antes a este destino, pero en el pasado eligió integrarse a una pandilla de la Comuna 16 de Cali llamada los Looney Tunes.

Lejos de proporcionar alegría y risas como los dibujos animados de los Looney Tunes, Aldair y sus cerca de cuarenta compañeros del “parche” se dedicaban a intranquilizar el ambiente.  Se paraban en esquinas a esperar a alguna víctima porque pensaban que eso era todo a lo que como seres humanos podían aspirar.  

Afortunadamente, tanto Aldair como la mayoría de sus amigos, cimentan ahora un sueño compartido de aprendizaje y trabajo honrado. “Siempre me gustó el fútbol, pero lo jugaba por deporte, no para salir adelante. Mucha gente me decía que no podía perder el talento y gracias a Dios seguí esos consejos y estoy contento donde estoy porque así me gano la vida luchándola y haciendo lo que me gusta”, expresa el caleño de un metro noventa de estatura, que exhibe un porte de jugador profesional que evoca los físicos del centrocampista holandés Edgar Davis, o del delantero italiano Mario Balotelli.

Aldair ahora vive su sueño futbolístico como delantero del Cruz Azul de México y la mayoría de los Looney Tunes también, ya que día a día ocupan su tiempo y energía en diversas actividades, como la fotografía artesanal, el estampado de camisetas, la elaboración de tejidos, entre otras. Estas tareas hacen parte del proceso que desarrollan en compañía de los gestores de paz de la Policía, el enlace comunitario y el educador para la vida, un equipo de trabajo que los orienta y apoya en la realización de un proyecto de vida lejano a la violencia.  En cada comuna, el proyecto TIP Jóvenes Sin Fronteras opera a través de un equipo de trabajo igual a ese, el cuál es denominado como unidad operativa.

Realizadores de sueños

La Secretaría de Seguridad y Justicia de la Alcaldía de Cali, la Policía Metropolitana y el Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social, CISALVA de la Universidad del Valle, lideran esta importante labor de atención integral, a través del programa TIP-Jóvenes Sin Fronteras, el primero en su tipo que se lleva a cabo en el país.

El papel de la Alcaldía de Cali, administrada por el alcalde Maurice Armitage, ha sido fundamental para que las estrategias de restauración de derechos y reintegración social sean reales en el proyecto implementado por un equipo de trabajo de 150 personas, que, de profesiones como la psicología, trabajo social, economía, recreación y deportes, medicina, odontología, terapia ocupacional, fisioterapia, pedagogía, comunicación, artes teatrales, sociología, entre otras,  con el fin de acompañar cada proceso para que los objetivos se cumplan.

El rol de la Policía se desarrolla a través de sus gestores de paz y prevención en las comunidades, “donde se hace el conteo de jóvenes de las pandillas, se está pendiente que éstas no muten a bandas, y se apoyan los componentes integrales psicosociales que desarrolla Cisalva”, explica el Intendente Rubén Darío Valencia González.

La tarea actual del Instituto Cisalva, que ha trabajado con la Alcaldía durante más de 25 años apoyando labores del Observatorio de Seguridad y Justicia, ha sido proveer investigación académica y participación directa con las comunidades con el fin de hacer un tratamiento integral de pandillas para prevenir homicidios y mejorar las condiciones de los jóvenes, ya que se identificó que eran ellos quienes más contribuían con los homicidios en las zonas vulnerables de Cali.

“Son chicos que se han criado prácticamente solos y tienen muchas necesidades, y por ello el proyecto se ha planteado desde el Instituto Cisalva en seis áreas de intervención, empezando por la de Atención psicosocial y autocuidado, donde se aborda el tema de sustancias psicoactivas, pero también se trabaja la salud en general, ya que muchos de ellos nunca han ido al odontólogo, por ejemplo”, afirma María Isabel Gutiérrez Martínez, directora del proyecto, investigadora del Instituto Cisalva y profesora titular de la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle.

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Los otros cinco componentes que se abordan en el programa, son: Formación en liderazgo personal y convivencia, para que aprendan o refuercen sus conocimientos en áreas de estudio; Empleabilidad y emprendimiento, para hacer su hoja de vida, que se vinculen a empresas o que desarrollen sus iniciativas empresariales; Deporte y recreación, para mejorar la convivencia de estos adolescentes y que puedan aprovechar eficientemente su tiempo libre; Ciudadanía, por medio del cual pueden aclarar cuáles son sus derechos y deberes como ciudadanos, y además aprenden sobre resolución de conflictos.

Y, por último, la categoría de Caracterización, Monitoreo y Evaluación, o lo que significa: “la construcción de una política pública alrededor de esta población vulnerable para que haya un abordaje de ciudad, que permite saber el impacto antes, durante y después de los momentos de las intervenciones”, resalta María Isabel Gutiérrez, médica de la Universidad del Valle con Doctorado en Epidemiología Psiquiátrica y prevención de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

Bajan cifras, se salvan vidas

En los últimos años, Cali ha sido considerada una de las ciudades más violentas del país, y una de las tres de Colombia, entre cincuenta ciudades catalogadas como las más peligrosas del mundo. No obstante, el programa TIP-Jóvenes Sin Fronteras, que cuenta incluso con apoyo empresarial, ha permitido también que los muchachos de las sesenta y cuatro pandillas de las ocho comunas de Cali intervenidas de 2016 a 2018, evidencien un descenso paulatino por mes, para cada año de ejecución del proyecto.

En el siguiente cuadro se compara la reducción de los años 2016 y 2017, con el año 2015 en el cual no hubo intervención.

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La participación del gremio empresarial a través de la oferta de empleo o de formación para el trabajo también contribuye a alejar a estos jóvenes de la delincuencia y a reducir sus niveles de consumo. Dos empresarios que han creído en el programa TIP-Jóvenes Sin Fronteras, son Alexis Tobón y Pedro Nel Zúñiga. El primero es propietario del súpermercado “Los Monos” del Distrito de Aguablanca y manifiesta que se enteró del proyecto “gracias al General Hugo Casas de la Policía Metropolitana y de amigos empresarios”, y añade que “a los jóvenes hay quedarles una oportunidad. Ellos se descarrilan es por la falta de trabajo y eso me motivó a generarles empleo.”

Igualmente, Pedro Nel Zuluaga, director de Protecom del Valle - Redes de Comunicaciones, dice que “si queremos construir paz, cada uno debe poner su granito de arena: tenemos una empresa de redes de comunicaciones, una fundación, un club deportivo, y una empresa de vigilancia. A los muchachos los ayudamos a integrar en prácticas del deporte donde tenemos a 60 jóvenes para que se mantengan motivados. Y en la empresa de vigilancia tenemos unos 600 empleados en nómina y unas 25 personas que han sido drogadictos y tuvieron mal comportamiento social pero que ahora están comprometidos con su cambio”.

Pero no todos quieren trabajarle a alguien: Luis Ángel Arce, de 20 años, y quien vive en la comuna 20 y hace aproximadamente un año participa con sus ex compañeros de pandilla en el proyecto TIP-Jóvenes Sin Fronteras, es uno de los que le apuesta a crear empresa propia a punta de estampar camisetas con mensajes resilientes.

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“A través del arte podemos recuperar muchas cosas en el barrio. Quiero montar una microempresa de estampados que hable sobre la familia y el arte callejero”, resalta Luis Ángel, quien pertenecía a la pandilla La Sobredosis.

Para María del Pilar Castillo, docente de Economía de la Universidad del Valle y quien participa en el proyecto, el enfoque multidisciplinar que tiene la iniciativa permite que los logros sean más cercanos a la gente y eso termina impacto positivamente lo económico.

“Yo creo que todos los proyectos ayudan de alguna forma, y es mejor tener alguno funcionando a no tener nada. Pero el valor agregado de este proyecto es que nunca antes se había contemplado tener al policía y al educador trabajando conjuntamente para que el joven salga delante de una forma más efectiva. Si los jóvenes tienen normas de convivencia y trabajo, el barrio es más tranquilo, la gente sale a trabajar, los carros entran y salen de los barrios fácilmente y eso genera ingreso económico”, subraya la economista.

Detrás de esa intención de lograr tranquilidad y productividad, está la labor del maestro. En la comuna 20, por ejemplo, alrededor de 200 jóvenes como Luis Ángel, realizan estampado de camisetas con límpido, aerosol, plastisol, entre otras técnicas; también trabajan tejidos; dibujan; y ahora inician un curso de fotografía análoga para que, con elementos de fácil obtención como un tarro, puedan tener todos los materiales a la mano para hacer una cámara y tomar fotografías para revelar.

“En el caso de los estampados de camisetas, los muchachos quieren mostrarse de una forma distinta, y, plasman mensajes como ‘no más balas’, ‘sí a la paz’, y frases similares. Pero lo más importante, es que ya tienen todo el conocimiento para continuar con el proyecto artístico y compartirlo con otros grupos interesados en aprender”, comenta Andrea Muñoz, artista plástica y una de las 46 educadoras del proyecto TIP Jóvenes Sin Fronteras, quien trabaja hace un año con los jóvenes de la Comuna 20, y cuyo rango de acción comprende barrios como Brisas de Mayo, Lleras Camargo, Siloé y Tierra Blanca.

¿Pero qué sería de los jóvenes sin el amor y la paciencia de sus padres? Este rol también es vital en el proceso. Muestra de ello es Yakeline Quina Mulato, madre de uno de los jóvenes del Barrio Siloé, en la comuna 20 de Cali. Yakeline se integró a la iniciativa de TIP-Jóvenes Sin Fronteras hace un año, y desde allí logró convencer a Jhon Anderson Carvajal, su hijo de 26 años, de que retomara la escuela, que había abandonado a los 14 años, cuando se integró a la pandilla de La Mina.

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“El día que me dijo que quería participar en el proyecto, subí al cielo y volví y bajé. Lo abracé y me puse a llorar porque para uno de madre es muy duro ver a su hijo perdido en las drogas y que otras personas intenten arrebatarle su vida”, dice entre lágrimas la madre que se alegra de que su hijo deposite en la mecánica y la jardinería, sus ganas de vivir de honradamente.

En esta historia, en la que los héroes no llevan capa y son de todas las edades y estratos sociales, es claro que además de amor y paciencia, debe haber disciplina, que suele preceder los éxitos. Ello lo saben Luis Ángel, Yakeline, Jhon Anderson y Aldair, la joven promesa del fútbol que llegó a pertenecer a una pandilla, pero que encontró en la alegría de Ronaldinho y la responsabilidad de Yerry Mina, sus jugadores favoritos, la inspiración para trabajar de forma honesta.

Aldair, que ahora está en el Cruz Azul, llegó allí, naturalmente, a punta del trabajo que exhibió en otros clubes como el Morelia y Dorados, en México; Álamos, en Cali; y Raíces de Guachené, en el Cauca. Si hubiera tenido la concentración suficiente para proyectarse antes en el fútbol, probablemente su experiencia deportiva hubiera sido más fructífera, sin embargo, hoy es un vivo ejemplo para que jóvenes integrantes de pandillas “vean que de verdad pueden cumplir el sueño que sienten”, concluye el futbolista que le ganó el partido a la violencia.

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