Aunque las elecciones locales de 2019 parecen lejos, en todo el país ya se van preparando las candidaturas que lucharán por el poder regional. Tras los resultados de la segunda vuelta presidencial, Colombia pareció quedar nuevamente dividida en dos, esta vez no como en el plebiscito entre un sí y un no, sino en una división más peligrosa: derecha versus izquierda. Esto fue resultado de que ambas candidaturas tuvieron líderes extremistas que gozaban de dotes retóricos para endulzar con su maltrecho discurso populista a las audiencias ciudadanas que los aclaman como próceres, Uribe y Petro.
Pareciera que dicha lógica puede llegar a las elecciones de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, es decir que otra vez la disputa quede entre los que dice Uribe y los que dice Petro. Los opinadores del país dirán que a nivel local eso no sucede, que todavía serán las maquinarias quienes decidan el ajedrez del poder subnacional, y puede que tengan razón, sin embargo fueron ellos mismos los que juraban y perjuraban a Vargas Lleras como el candidato asegurado en segunda vuelta.
Sin embargo, la preocupación va más allá de la discusión maquinarias versus opinión. Lo que parece muy peligroso es que un país como Colombia donde liberales mataban conservadores por conservadores y viceversa, donde se levantaron guerrillas y paramilitares, donde han matado por el color de una camiseta de fútbol, la discusión política quede en una dicotomía de izquierda y derecha. Eso en un país que suele dividirse en bandos, que ve al opositor como enemigo y donde si el otro no piensa igual está equivocado, será muy dañino para la democracia.
Es hora de llamar a los líderes del centro en Colombia para que se unan, lo construyan y le den contenido, para así poder entregarles las banderas de la patria, al menos en este momento de la historia, a aquellos políticos que sinceramente no han enarbolado banderas de izquierda o derecha, aquellos que puedan ser el muro de contención a un nuevo capítulo de violencia política de dos posturas irreconciliables, aquellos que se enfrenten a los líderes extremistas carismáticos que protagonizan la república, y logren romper con una división de horizontes hegemónicos que apenas está naciendo.