Los músicos de la cárcel Modelo

Los músicos de la cárcel Modelo

Este 24 de septiembre Señal Colombia estrena Modelo Estereo, la historia de tres agrupaciones que conviven en la cárcel más temida de Colombia

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septiembre 19, 2018
Los músicos de la cárcel Modelo

Mario Grande son las dos palabras que utilizan los internos de la Cárcel Modelo de Bogotá para avisar que se acerca una escuadra de guardianes a hacer una de las temidas requisas, pero desde 2014 tienen un nuevo significado para los reclusos, pues ese fue el nombre con el que cinco jóvenes universitarios decidieron bautizar a su grupo de trabajo.

 “Mario Grande es un colectivo conformado por cinco amigos que nos conocemos desde hace varios años y quienes compartimos intereses por el cine, la fotografía así como por las diferentes problemáticas de un país tan complejo como el nuestro”, expresan quienes lo conforman.

 Hoy, cuatro años después, ese trabajo realizado en una de las penitenciarías más difíciles y complejas de Colombia se comparte en Modelo Estéreo, documental unitario que estrena Señal Colombia este lunes 24 de septiembre, Día de las Mercedes a las 7:30 de la noche. “Haber escogido este nombre representa una contradicción y en esa contradicción un gesto de complicidad con quienes trabajamos”.

 El documental hace referencia, entre otros, a Garo, un rapero preso en esta cárcel, que busca su redención a través de la creación musical; a My Friend, otro rapero, y al grupo Libertad Vallenata. Sin embargo, el ambiente hostil, impide que los artistas lleguen a lograr sus objetivos y los regresa al círculo vicioso de la desesperanza.

Este proyecto empezó con la idea de hacer un disco con las diferentes expresiones musicales que se daban al interior del reclusorio, el cual finalmente se hizo y hoy sirve de banda sonora aModelo Estéreo, coproducción de Mario Grande, Señal Colombia, Janus Films y Dublin Films, que antes de verse en la pantalla del canal público ya empezó un recorrido por festivales internacionales.

 “Modelo Estéreo participó en la competencia documental del festival Rencontres du Cinéma Latino-Américain de Bordeaux y se llevó el premio. Ahora hemos sido seleccionados para el Festival de Biarritz, donde compartimos plaza con producciones muy interesantes de toda Latinoamérica. Más adelante podremos anunciar otras participaciones”, cuenta Mario Grande.

 ¿Pero cuál es la motivación de este documental? Según el grupo de realizadores, inducir al cuestionamiento.

 “Queremos que el espectador se haga preguntas sobre temas que en principio pueden parecer evidentes, pero que a medida que se desarrolla la historia, demuestran su real complejidad. Queremos poner en tela de juicio las preconcepciones que la mayoría de nosotros tiene sobre la criminalidad. Queremos cuestionar el sistema penitenciario y carcelario, la política criminal y la cultura de castigo tan presente en nuestra sociedad. Queremos que esta historia sea accesible a todo tipo de públicos a nivel nacional”.

 Y definitivamente lo logran. Por lo menos esa fue la sensación que quedó en el ambiente hace unos días cuando en las instalaciones de la Cárcel Modelo se dieron cita varios invitados, medios de comunicación y una veintena de reclusos para ver por primera vez el documental finalizado.

 Entre ellos estaba Garo, que “ganó el casting como protagonista” y quien regresó a la cárcel luego de casi dos años de haber obtenido su libertad, no por haber violado nuevamente las leyes, sino para acompañar esta proyección, que se repetirá en otras cárceles del país.

 “Me gustó muchísimo, obvio que es una historia a la que le faltaron muchas cosas, pero es una historia muy completa, muy humana. Lo importante es mostrarle a la gente que en la cárcel hay seres humanos, no animales, que todos estamos ahí porque cometimos un error. No es excusa, pero si te das cuenta la salud en las cárceles es mala, la educación es mala… la cobran. Una cárcel no cambia a una persona a punta de yugo, la cambia a punta de educación, de motivación, de enseñarle que se puede ser bueno en otras cosas, de mostrarle sus habilidades”, opina el protagonista.

 La historia

Nicolás, uno de los jóvenes de Mario Grande, fue el primero en llegar a la capilla de la cárcel mientras terminaba sus estudios de derecho. Circunstancias de su vida lo llevaron a estudiar esta carrera y a llegar a la cárcel en la que su padre estuvo encarcelado durante una parte de su infancia. Allí tuvo la idea de realizar el documental y se empezó a conformar el resto del equipo.

“Esta primera experiencia en la realización de un documental nos llevó a visitar una o dos veces por semana este lugar, para observar con cámara en mano y conversar con muchas personas, por lo que resultaron muchas horas de material. Sin embargo, desde el día que conocimos a Garo sentimos la necesidad de seguirle la pista, pero no sabíamos su nombre, ni pudimos ver su rostro, pues lo tenía cubierto por una máscara hecha con un trapo negro. Solo escuchamos su voz gruesa, intimidante y desafiante”, cuenta Mario Grande.

 Meses después, mientras se realizaba un evento musical en la capilla de la cárcel, Garo se metió a escondidas y cantó un tema titulado Carta a la familia, con el que el presentimiento de que habían encontrado a su protagonista, se confirmó.

 “Con máscara y sin máscara, nos dejó ver el conflicto entre el amor profundo por su familia y el sufrimiento y rencor que quedan después de pasar por la cárcel. Garo era reincidente, representaba un círculo vicioso y sabía narrarlo en sus letras, con una maestría y sentimiento que nos dejó enganchados desde un principio”, cuenta Mario Grande.

 El sentimiento fue recíproco como lo expresa Garo: “Los internos sabíamos y agradecíamos sus visitas porque sabíamos que para ellos era un gran esfuerzo estar dos o tres horas allá. Estos muchachos eran como ese profesor al cual tú quieres mostrarle un trabajo que has realizado por mucho tiempo. Era bastante motivador que vinieran, que se interesaran por tu historia, que quisieran conocerte de verdad. Eran como una esperanza, eran sinónimo de música, eran un proyecto, eran libertad… era escapar de la rutina, escapar de los guardias, de los problemas, de las drogas, de todo lo que conlleva estar en una prisión”, expresa.

 Mario Grande asegura que Garo los llevó a preguntarse también qué pasaría si saliera de la cárcel, “pero nunca lo vimos como una posibilidad en el futuro cercano y en ese punto creíamos que todo iba a estar contenido en el penal. Garo salió en libertad y le dio un giro a la historia, complejizó el argumento y tomó la relevancia que tiene por la relación que nos ha permitido tener con él”.

 Llegar a ese punto de la relación tampoco fue fácil, como lo cuenta Garo: “Fue muy difícil para nosotros abrirnos, porque estábamos en un lugar donde todo es desconfianza, todo tiene su trampa, todo tiene su “cucurumagia”. Pero ya al ver que ellos querían saber más de lo que uno hacía, de la historia que uno tenía y que no venían a juzgarnos por nuestros errores, que no eran el periodista o el practicante amarillista que viene buscando historias de grandes bandidos colombianos, sino que venían por personas que habían cometido errores, entonces fue más fácil abrirse”.

Y así como Garo, también está My Friend, un sanandresano de sonrisa fácil que entabla amistad fácilmente con otros reclusos y hasta con la guardia. “Una persona sumamente carismática y entradora con la voz más potente que hemos escuchado en este lugar. Un contador de historias genial y divertido, que esconde sus dolores y tristezas tras su risa. Nos tomó mucho tiempo de compartir con él para pasar esa máscara de risa con la que siempre se cubre y llegar a conocer otras facetas de su carácter y de su vida”.

 Otro de los protagonistas es el conjunto más popular de la cárcel, Libertad Vallenata, liderado por el talentoso acordeonero Sebastián Sarmiento. “Además de su calidad musical era un conjunto de personajes muy interesante, costeños espontáneos y burlones, que contrastaba con el entorno frío y urbano de la prisión bogotana”.

 Y aunque la música es protagonista en Modelo Estéreo, es también la excusa para conocer muchas historias y personajes tras las rejas, lo que no hace fácil romper el cordón umbilical entre realizadores e internos, como lo admite Mario Grande.

 “El hecho de haber conocido y entablado amistad con nuestros protagonistas nos conmovió profundamente y nos hizo tomar posturas acerca de lo que veíamos en ellos y el lugar donde se encuentran. Quisimos que el espectador también tuviera la oportunidad de empatizar con estas personas y asistir a sus luchas, sus victorias y sus fracasos”.

 “Creemos que es importante que la sociedad mire hacia la cárcel, deje de hacerse la vista gorda hacia lo que allí sucede y quienes la habitan. El proceso de construir este documental nos ha dado muchas alegrías y también muchas tristezas; sentimos que todos estos sentimientos son importantes para acercarse a estos seres humanos y sus situaciones. Según un estudio realizado por el Departamento de Planeación Nacional, en Colombia el 15,5% de la población carcelaria es reincidente, los reclusos parecen estar condenados a vivir atrapados en este círculo vicioso e ignorar esta problemática, así como las circunstancias que lo alimentan, solo puede hacer que su situación empeore.

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