Estamos en una época trascendental para la democracia y el bienestar del pueblo colombiano, a las puertas de un la firma de una Acuerdo de Paz entre el gobierno y el grupo terrorista de la FARC. Muchos dicen que es la entrega del país a las FARC, otros, que es el mejor camino para dar fin a más de 50 años de conflicto. Lo que si no podemos negar, ni restarle importancia, y en lo que muchos sectores están de acuerdo, es que el próximo Congreso de la República, a vísperas de ser electo, tendrá un papel protagónico y transcendental en el proceso que lleva el país para lograr una paz estable y duradera.
El próximo 9 de marzo, los colombianos deben ejercer su derecho al voto, un ejercicio democrático y participativo que debe convertirse en una obligación ética y moral para cada ciudadano. Pero, surge un interrogante al que no se le debe restar importancia, y sobre todo en nuestra región, permeada por la corrupción y la parapolítica, ¿Por quién votar?. Una pregunta un poco difícil de responder, debido a que las personas que deciden aspirar a un cargo público, en aras de trabajar por el bien común y el desarrollo de los pueblo, por la justicia y la equidad, por la Paz de nuestra patria, deben tener un perfil y una hoja de vita intachable, bajo los principios de respeto, igualdad, transparencia, incorruptibilidad, necesarios y básicos para poder desempeñar un buen papel. Y realizando un análisis en las vidas de los candidatos al Congreso de Republica, encontramos cosas realmente terroríficas.
Echemos un vistazo a los dos grandes monopolios políticos no solo de Bolívar, sino de la Costa Caribe –los Guerra y los García Romero-. Iniciemos con los hijos de el exsenador José Guerra Tulena y su hermano el hoy gobernador Julio Guerra Tulena. Los hijos de José son María del Rosario Guerra, segundo renglón de Álvaro Uribe en su movimiento Centro Democrático, y Antonio Guerra, actual senador por Cambio Radical que busca repetir curul. El hijo del gobernador, Julio Miguel Guerra Soto, busca ser senador por Opción Centro.
Ahora vamos con los García Romero, otra dinastía política encabezada por los exsenadores Juan José García y Álvaro García, el primero fue condenado por mal uso de auxilios parlamentarios y el segundo por la masacre de Macayepo. Ahora aspira al Senado Teresita García Romero, hermana de los dos anteriores, y hoy senadora por el PIN, y Andrés Felipe García Zuccardi, hijo de Juan José y de la exsenadora Piedad Zuccardi. ¿Qué decir de Piedad Zuccardi? Condenada por sus vínculos con los paramilitares de Sucre, Córdoba y Bolívar, que con una altísima votación teñida por amenazas y asesinatos cometidos por las AUC, llego al congreso en el 2010.
La lista continua. Nadia Blel Scaff, aspira al senado por el partido Conservador. Hija del exsenador Vicente Blel Saad, condenado a siete años de cárcel e inhabilidad para ejercer cargos públicos por sus nexos con la pandilla de Jorge 40. También bajo las toldas del conservatismo se encuentra Luz Estela Cáceres Morales, quien aspira al senado. Hija del exsenador Javier Cáceres, condenado a 9 años de prisión por parapolítica.
Por el Partido de la U, también tenemos a Sandra Villadiego, quien abre su candidatura al Senado, luego de un periodo en la Cámara. Es esposa del exrepresentante Miguel Rangel, condenador por nexos con el bloque central de bolívar de las AUC. Tenemos de igual forma a Martha Curi, candidata a la Cámara de Representantes. Esposa del exsenador William Montes condenado por nexos con los paramilitares e hija de Nicolás Curi, destituido como alcalde de Cartagena.
Como lo vemos, es algo aterrador, y eso, solo es una parte. Vemos entonces, como se complica aún más la situación de los electores, decidir por quien votar, a quien elegir, entre tantas aves de rapiña que están a la casa del presupuesto público.
Otro problema contra el cual debe luchar el pueblo colombiano, es el clientelismo, el cual se le augura un aumento estremecedor en las próximas elecciones, debido a los vicios de corrupción ya tradicionales y que ya conocemos, y a la tan abundante mermelada del gobierno.
El pueblo debe comprometerse en derrotar la “Herencia Política” tan abundante en este tiempo. Luchar contra la corrupción, construir una sociedad con justicia social, y fundamentada en los pilares de la paz y la democracia.
Parapolítica, una tradición que sigue viva
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