Carlos Collodi trabajó durante mucho tiempo y con gran esmero en crear esta obra que es una de las más leídas del mundo. Su publicación se hizo por entregas entre 1882 y 1883, y el resultado fue tan increíble que ha tenido innumerables adaptaciones, Colombia no es la excepción.
La obra trata de un carpintero y una marioneta. En la obra original Geppetto es un hombre zurdo, humilde y amoroso, que al no tener hijos decide crear con un trozo de madera una marioneta con apariencia de niño. La madera que usó se la regaló su amigo y maestro carpintero Cereza, que reconoció en ella una peculiaridad: que la madera sentía.
Geppetto trabajó y creó una marioneta con apariencia de niño, a la que llamó Pinocho. Con esto empieza Le avventure di Pinocchio, una serie de situaciones a las que se enfrentan tanto el muñeco de madera como su creador.
La característica más ampliamente conocida es que al muñeco le crecía la nariz cada vez que mentía, y este normalmente recurría a la mentira como consecuencia de meterse en líos tras no escuchar los buenos consejos de su amigo el grillo.
Según cuentan, Collodi al crear esta obra no pretendía que fuera un cuento infantil, aunque eso es lo de menos. Lo importante es el mensaje de trabajo fuerte y esmerado que se debe realizar para llegar a ser persona.
Collodi nos propone que es por el uso de ciertas herramientas que la madera toma forma, se pule y llega a ser un niño de verdad, siempre caminando por la senda de la fuerza, la belleza y la sabiduría.
Sin duda es una novela preciosa. Sin embargo, la versión colombiana es algo siniestra. El carpintero es un viejo que solo tiene en común con el original, las canas y las gafas. En lugar de tener palabras de amor expresa palabras de odio y rencor y pide votar en contra de la paz o no hacer nada contra la corrupción. En lugar de decir la verdad, manipula testigos, hace triquiñuelas y se presenta como víctima.
Por su parte, su marioneta es un buen muñeco. Asiste asiduamente a los espectáculos para hacer monerías. No hace más que decir mentiras. “No subiremos los impuestos” dijo, pero ahora hace lo contrario y ni la nariz le crece.
Algunos medios de comunicación hablan de que el títere y el carpintero están alejados, pero eso no es más que otro acto dentro de la misma novela. En realidad, esos dos personajes actúan bien. Un poli bueno y uno malo. Dos caras de la misma moneda.
Como nuestra versión es un tanto energúmena vale la pena recordar que Carlos Collodi creó esta gran obra para enseñarnos que debemos trabajar constantemente para mejorar.
Como el cantero con sus herramientas pule la piedra, Geppetto y luego Pinocchio con sus herramientas logran que la madera tome vida y sea humana. En definitiva, debemos dejar atrás esos dos tipos peligrosos, personajes funestos de la versión colombiana y trabajar en el honor, la verdad y la virtud para que nuestro país avance.