El ocaso teñía de colores rojizos la larga península. La conspiración septembrina de La Guajira a diferencia de la que vivió el libertador involucró alegría, justicia y democracia. Ese viernes la libertad del gobernador electo por el pueblo se decretaba en una fría oficina capitalina y el pueblo se levantó con el ardor de una nueva esperanza.
Ese día raizales, mestizos, residentes y la gran nación wayúu alzaron los brazos y gritaron de júbilo. Por fin el Tribunal Superior de Bogotá concedió la razón a los argumentos de la defensa, pues no existían pruebas para continuar con la investigación que afectó a cientos de miles de personas, quienes por más de 16 meses vivimos con la incertidumbre administrativa por la falta del gerente del programa de gobierno elegido por el pueblo y el estigma del resto de ciudadanos del país sobre la incapacidad de los guajiros para elegir un buen gobernante. Hoy tenemos la convicción que fue un buen acierto.
Wilmer González tiene la virtud natural que le permite agradar, atraer y encantar a las demás personas. Su arrollador triunfo en las urnas fue aceptado por las grandes maquinarias políticas de la región. Sin embargo, no faltó quien con sucios argumentos quiso enlodar una campaña exitosa en la que se manifestó la espontaneidad y simpatía de los seguidores con la responsabilidad de una excelente hoja de vida, una idoneidad profesional envidiable y una experiencia política relevante para asumir con lujo de detalles las riendas del departamento.
A pesar de ser un tipo de andar pausado, tiene una gracia especial que cautiva y conecta con las emociones de sus interlocutores. Además, el amor por su familia y el temor a Dios nunca se pierden en su discurso, cualidades que generan reacciones emocionales favorables, permitiéndole liderazgo político en amplios sectores y espacios adecuados de gobernabilidad.
Junto con Wilmer hoy La Guajira tiene un nuevo comienzo al que debemos aportar lo mejor de nosotros, me sumo a la causa. Basta del canibalismo social y el afán de riquezas efímeras que ha permeado las costumbres y destrozado amistades y familias. Debemos rodear al gobernador para apoyar estos 15 meses que le faltan a su periodo constitucional y coadyuvar a la búsqueda de soluciones a los problemas estructurales del departamento. ¡Bienvenido gobernador, el nuevo tiempo al fin llegó!