Armenia, la capital del Quindío, se encuentra sumida en una profunda crisis institucional derivada de las recientes capturas de una exalcaldesa y del titular de la actual administración. Lo anterior como consecuencia de los actos criminales asociados con el robo al programa de valorización para desarrollar varias obras de importancia para la ciudad y su expansión urbana.
Hoy el desgobierno prevalece y se ha configurado una especie de apartheid institucional que desconoce el derecho constitucional al Estado de la mayoría de sus ciudadanos.
Mauricio Villegas, en sus obras sobre el tema del derecho al Estado, ha demostrado los terribles males que ese hecho produce, pues quienes prevalecen en la comunidad son los más poderosos con sus riquezas e intereses de acumulación.
En ausencia del alcalde titular el señor Carlos Mario Álvarez, hoy detenido en una cárcel de Pereira, el gobernador del departamento, el cura Osorio, ha designado a su jefe de planeación, el señor Álvaro Arias, como alcalde encargado de la ciudad mientras se hacen los trámites de ley para nombrar en propiedad al nuevo burgomaestre quien completaría el período constitucional.
Dichos trámites jurídicos han sido intoxicados por los intereses de la politiquería corrupta, que tiene en la administración local un suculento botín burocrático y presupuestal. Mafias de todos los pelajes, manos negras y morenas de todas las facciones se disputan, en una guerra sorda y sórdida, el primer cargo público de Armenia para utilizarlo en sus estrategias de reproducción electoral y social. Algo grotesco y ruin que desafía el reciente pronunciamiento de la ciudadanía en favor de la consulta anticorrupción, pues en el Quindío casi 200 mil almas dieron el sí a las siete conocidas preguntas.
En ese escenario de pujas y zancadillas afloró el corporativismo que puso de moda el presidente Duque a nivel nacional con su gabinete de Ceos. Parece que el encargado Arias Young ha instalado en su despacho una verdadera “puerta giratoria”, preparando lo que podría ser su aterrizaje en cualquiera de los gremios de la construcción que están presionando para derogar un conjunto de normas recientemente expedidas para hacer prevalecer el interés comunitario ambiental y del paisaje cultural cafetero.
El encargado en mención ha perfilado un escenario de reyerta con la jefe de planeación municipal, la Dra. Hincapié, una funcionaria de carrera que ha resistido la arremetida de empresas inmobiliarias inescrupulosas embarcadas en proyectos que desconocen las normas ambientales de la ciudad y las disposiciones que incorporan los Conpes y estrategias sobre el paisaje cultural cafetero.
Ciertos constructores picados por la codicia y el afán de acumulación han construido sobre las quebradas y recursos hídricos de la capital quindiana y en zonas que destruyen los elementos del paisaje cultural cafetero (como está ocurriendo en la Avenida Centenario, que ha sido invadida por toda clase de construcciones que desconocen el derecho a la ciudad de casi 400 mil ciudadanos).
Es la ley del más fuerte que tiene en el señor Arias Young su principal socio y aliado cuando su conducta debería estar concentrada en la defensa del bien común.