Durante años nos aguantamos lo lamentos de los seguidores de Gustavo Petro y de Juan Manuel Santos. No les gustaba la actitud independiente de la Señora Gurisatti, una víctima de la guerrilla, una mujer, que a diferencia de tantas otras personas que han sufrido el flagelo de la guerra, nunca ha mostrado sus heridas. Claudia se tuvo que ir de este país porque la iban a matar. A finales de los noventa, cuando Andrés Pastrana le entregó el país a las Farc y era muy mal visto hablar del angelito de Tirofijo y Raúl Reyes, Claudia tuvo la valentía de imponer su voz sobre el resto.
El oficio del periodismo, a pesar de lo que afirmen los tibios, exige posturas. Los periodistas son seres humanos y por supuesto que tienen posturas. Claudia Gurisatti no fue ciega y vio como el país cambió con el mandato de Uribe, sobre todo en su primer cuatrenio. ¿Qué tiene de malo admirar al mejor presidente de la historia duélale a quien le duela? Eso ha hecho que se cunda sobre ella una campaña de difamación, orquestada por la izquierda, que tenía como fin destruirla. Claudia nunca demandó a nadie, tan sólo se defendía con su Twitter y lo hacía bien.
Los que han trabajado con la señora Gurisatti han coincidido de que pocas veces se han encontrado con un jefe más comprensivo. Escucha a su subordinado, al reportero. Es una maestra. Una periodista que enseña su oficio y que lo vive con pasión. Desde hace 15 años sigo las Noticias de RCN. Me gustan las investigaciones que hace. Las mediciones de rating los condenaron en los últimos ocho años. Si uno quiere comprobar que lo de Santos fue una dictadura hay que ver la ninguneada que le pegaron las mediciones de rating a un noticiero que en provincia todos veíamos por elección propia, porque era lo único que nos conectaba con la realidad.
¿Será que para hacer mediciones llaman al Catatumbo, al Urabá, a las zonas donde las guerrillas destruyeron el país? Entren a Norte de Santander a un restaurante y vean que vemos. El gobierno Santos trató de menguar el éxito de la señora Gurisatti y su noticiero ninguneándolos. Producto de su maestría es que han salido reporteros con el carácter de la caleña Karla Arcila a quien no le temblaba la voz para cuestionar a Santos.
Ahora se ha unido con Hassam Nassar, otro valiente. Ambos, más que reporteros o periodistas, tiran línea y son líderes de opinión. Ambos serán imbatibles. No importa que el rating nunca les de la razón, no importa que el Rating solo se fije en Bogotá. La región estará con ustedes.