Si hay algo por lo que nos caracterizamos los latinos es por aguantar. Nos aguantamos a los españoles conquistando nuestra esencia, la violencia, la corrupción, la ignorancia… nos aguantamos también las ganas de amar, de ayudar, de hacer lo correcto porque es muy difícil, mal visto, muy trabajoso. Se aguanta no solo lo malo, se aguanta el sueño cuando estamos disfrutando, la borrachera para seguir festejando, se aguanta uno cinco años en la universidad para que le reconozcan que puede ser eso para lo que nació de verdad o para poder después elegir seguir su sueño aguantando cinco años más.
Pero el aguante no es más que un instrumento, no es como se creería para aguantar sino para moverse adelante. Nuestra América Latina es una historia de aguante, si, pero de fuerza, de lucha, para bien o para mal pero luchando se ha conseguido lo que se busca.
En este momento nuestros vecinos venezolanos, a los que dejamos sin harina pan porque es más barata allá, a los que les agotamos su oferta de ropa porque el pantalón me vale cinco y acá cincuenta, a los que tanto criticamos, a los que nos patrocinan la canasta a 20 lucas, a los que de pronto conocemos y nos cayeron del putas, son personas que como usted y como yo tienen sueños, tienen derecho a seguir adelante. Porque el aguante viene con un comodín que sirve para avanzar, esa es su naturaleza, no la que nos enseña la sociedad cómoda y acomodada.
Por eso el día de hoy quiero enviar un mensaje de apoyo a los venezolanos. A los que conozco y a los que no. ¡AGUANTEN! Pero más importante, AVANCEN. No se dejen intimidar, todo camino a la libertad lastimosamente viene con un sacrificio que nosotros, en nuestra historia lo hemos pagado con su cuota de sangre y es nuestro deber no dejar que esa sangre haya corrido en vano. Aguanten con amor hacia ustedes, con amor hacia su patria, con amor hacia el verdadero significado de libertad.
