Me acuerdo que mi abuela me decía que los hombres no tenían porque entrar a la cocina, que los hombres debían trabajar mientras las mujeres cocinaban. Claro, mi abuela me hablaba de los años treintas donde las dinámicas sociales, familiares y culturales eran medianamente diferentes. Pensar en argumentos como en los que creía mi abuela en pleno 2014 sería casi ridículo, la mujer ahora hace mucho más que cuidar de los niños y cocinar. Sí, podríamos hasta pensar que ese machismo inquisidor del siglo pasado ha sido superado, podríamos creer que eso sólo sucedía por allá en otras épocas, la de nuestras abuelas y tatarabuelas. Pero la verdad es que no, el machismo está más presente de lo que creemos, es una dinámica latente, normalizada y que evoluciona constantemente.
Me atrevo a decir que aún creemos que la mujer es un objeto que debe ser exhibido por los verdaderos machos, que la mujer es ese algo que puede ser observado y morboseado sin reparo alguno. La mujer como aquella cosa que hay que voltear a mirar si tiene un buen culo, claro, porque es totalmente normal y nadie dice nada, si el hombre que va caminando interrumpe su marcha y voltea a mirar la cola de alguna mujer. Parece insignificante, pero desde esa simple mirada de morbo, se pone a la mujer en un plano de inferioridad, la mujer que no es nada más que un pedazo de culo y tetas: la mujer en el espacio público empieza a ser cosificada.
La mujer no es sólo cosificada en las calles, también lo es gracias a los medios de comunicación. La mujer es un trofeo que se gana con cosas materiales, la mujer es eso que se obtiene con productos comprados por el hombre. En recientes anuncios comerciales veía como un hombre, conseguía a numerosas mujeres luego de comprar un carro. También veía cómo un hombre, de repente estaba rodeado de mujeres tras usar un desodorante. Sí, algunos medios indican que la mujer son un trofeo que puede ser conseguido por cualquier hombre, la mujer una vez más esa cosa que se puede adquirir y ganar. La mujer ya no es individuo, es el premio mayor de alguna rifa de barrio.
Pero los medios no sólo indican que la mujer es un trofeo, también muestran lo que mi abuela y tatarabuela creían hace más de 60 años. Según muchos publicistas, la mujer es la que se tiene que quedar en casa, lavando la loza y los baños. Parece ser que la única preocupación de la mujer es conseguir el jabón más efectivo, que arranque más grasa. Sí, según algunos anuncios comerciales, lo único en lo que debería pensar una mujer es en cual liquido es más potente para arrancar la suciedad de los baños y la cocina. Nuevamente, las mujeres son puestas en un plano totalmente inferior respecto a los hombres. Los espacios parecen estar completamente delimitados, la mujer es ese trofeo, que puede ser morboseada en el espacio público y que únicamente sirve para lavar y planchar.
Lo más preocupante es que esa inferioridad y cosificación trasciende lo público y repercute en el ámbito privado. No es de extrañarse que en el 2013, según el informe de derechos humanos realizados por Sisma Mujer, más de 47.620 mujeres hayan sido agredidas por su esposo, ex esposo o compañero permanente, o que cada media hora una mujer haya sido víctima de violencia sexual. Sí, las cifras parecen indicar que la mujer no es sólo un trofeo, una cosa morboseable, un ser que sólo sirve para limpiar, sino también es eso que se puede maltratar.
Puedo decir con plena certeza que antes veía todas esas situaciones machistas como algo medianamente normal. Lo veía así, porque el machismo es de aquellas dinámicas que han sido normalizadas en la escuela, en la familia, y en los medios de comunicación. Debido a esa normalización, lo invito a usted, hombre o mujer, a asumir un rol activo, a no ser permisivo frente aquellas situaciones que ponen a la mujer en un plano de inferioridad. Lo invito no sólo a ser reflexivo sobre lo que ve o escucha o en los medios de comunicación, sino también, por ejemplo, a decirle aquel hombre que voltea a verle la cola a una mujer, que ella es mucho más que eso. Sí, esto además de ser una invitación para las mujeres, lo es para los hombres, para todos aquellos que creen que para defender los derechos de las mujeres se necesita tener vagina.
TW: Nicolas_M0