No hay elección popular donde el departamento del Magdalena aparezca en los reportes de riesgo del ente observador MOE, pero en este caso la situación cambia ya que los reporte de los municipios en riesgo por violencia se sitúan en un 17 por ciento y no hay noticia de vigilancia especial y no aparece en los que determina el MOE como de riesgo económico, ósea con derroche de dinero en las campañas, pero si se sitúa con un 50 por ciento de los municipios en riesgo de fraude especialmente en lo que respecta a Cámara de Representante, algo preocupante donde el fantasma de los chocorazos todavía trasnocha a más de un candidato.
Lo de la violencia es bueno porque no hay incidencia de grupos al margen de la ley presionando al electorado como en otros tiempos de pactos oscuros desde el de Chibolo hasta el de “machete pelao”. Una situación que favorece a la democracia y que motiva para que el Magdalena esté en condiciones de presentar 5 representantes sin señalamientos y sin cuestionamientos en su elección para debatir grandes propuestas para el departamento. Y esa misma situación de libertad del elector puede favorecer para que estas elecciones tengan un ingrediente, un pacto blanco para contrarrestar la grave preocupación del MOE en lo que respecta a fraude, y es que se reúnan los candidatos de los 8 partidos en contienda, donde los 5 con mayor votación perfilen un representante y de esa forma tener 5 tendencias política de diferentes corrientes que nutran de ideas y propuestas para el desarrollo del Magdalena. Esto quiere decir que un partido político se la juegue sacando su umbral respectivo y con la cifra repartidora obtengan un representante y no dos, que aunque para muchos no se ha dado, no es imposible; lo que limitaría la participación de minorías y otras tendencias ya que el Magdalena posee un censo actual de mujeres de 425.327, hombres 424.805 para un total de 850.132 magdalenenses listos para votar. A esta cifra le podemos sacar el porcentaje de abstencionismo y el de voto en blanco y hay cama para 5 tendencias diferentes que realmente tengan poder de votación, quiere decir umbral.
Para muchos puede resultar ridículo, imposible, fuera de tono y hasta cierto punto ilegal, pero la política es tan dinámica como dicen ahora los asesores que cualquier cosa puede pasar, y en definitiva es una forma democrática de darle posibilidad a partidos que aunque pueden tener umbral se ven amenazados por los grandes cacicazgos electorales que le apuestan a tener dos representantes de un solo partido, para demostrar poder electoral, que en definitiva no le sirve de nada al Magdalena cuando un solo partido toma posición de decisión sobre cualquier tema en lo que respecta a lo político, social, económico que tenga incidencias en el departamento, ejemplo el caso de la Drummond donde no se escuchó una voz parlamentaria que se hiciera sentir, el problema del desabastecimiento del agua potable en Santa Marta que cada año padecen los samarios es otro asunto que pareciera que no fuera asunto de los representantes legislativos del orden nacional. La controversia de la Vía de la Prosperidad entre otras grandes vicisitudes que padecen los magdalenenses. Solo por la vanidad electoral de demostrar que se tiene respaldo pero después culillo- otros lo llamaran pánico escénico parlamentario – para hacer valer sus propuestas e iniciativas. Si se tuviera varias tendencias representativas el asunto cambia, porque se entraría en una competencia legislativa por sacar iniciativas que beneficiarían a la región, por opinar en el parlamento y por no estar amarrados a los intereses colectivos de un partido.
Tal vez el pacto blanco no prospere porque estamos acostumbrados a los oscuro, a callar participación popular constriñendo al elector o porque pensamos que el feudo electoral es un producto que ofrecemos en cada contienda.
O tal vez sí, porque hemos dado un gran paso en el cambio del ejercicio de la política donde seremos ejemplo de la participación y no de la imposición.
Tal vez nos llevemos sorpresas en el espectro dinámico de la política y el 9 de marzo tengamos una representación disímil o por el contrario, nos volvamos a decepcionar de tener un solo partido que se presente como el gran triunfador, mientras los magdalenenses siguen resolviendo sus problemas solos.
