No estoy seguro si a ustedes también les pasa, pero cada día de la vida —como experiencia contemporánea— siento que comprendo mejor lo que le sucedió a Galileo Galilei en su juicio ante la inquisición o que entiendo perfectamente el sufrimiento de la razón en la época del oscurantismo.
Parece ser que el sueño de la razón produce leyes. Cada vez que leemos el periódico o vemos noticias es increíble la experiencia: estamos ante una estupidez colectiva y no existe manera de huir de ella o medios para ignorarla. Colombia no es la excepción.
Hay un chiste muy común que explica de qué hablo: un hombre llega temprano a su casa luego de trabajar y es testigo de la infidelidad de su mujer en el sofá de su casa. El hombre indignado ante la escena decide solucionar el problema vendiendo el sofá.
Sobre esta idea se hace mucho en Colombia. Algunos ejemplos nos dan un contexto, la mayoría fallidos experimentos sociales con causas negativas para la economía, el desarrollo técnico, tecnológico y económico, porque su falta de profundidad en el análisis, de conocimiento del contexto o de conocimiento de políticas públicas permite que la ignorancia predomine ante el avance de la sociedad.
- Sillas rojas para mujeres en TrasMilenio con el fin de evitar el acoso.
- Prohibirse el parrillero hombre en Bogotá
- La guerra contra las drogas mediante la prohibición.
- Referendo de Adopción que prohíbe a madres y padres solteros adoptar.
- Prohibición de la cátedra de educación sexual en los colegios
- Reducción de presupuesto para la cultura
- Reducción de presupuesto para ciencia y tecnología
Son varios los ejemplos en los concejos del país y en el senado de proyectos de ley que han transitado con el fin de crear un marketing político a sabiendas de que no van a prosperar, pero que generan polémica e indignación, y por ende visibilización de los honorables parlamentarios ponentes del proyecto —lamentablemente algunos por ignorancia son aprobados—.
La más reciente muestra del oscurantismo 2.0 se publicó recientemente: La prohibición de los celulares en los colegios
Esta medida, popular entre padres de familia trabajadores, así como en algunos docentes, rectores o coordinadores que no utilizan los celulares como herramientas y están desactualizados de las prácticas educativas, tiene como primera víctimas la innovación, el desarrollo, la competitividad profesional, la creatividad artística y científica, así como en todo su sentido a la educación.
“El representante a la Cámara Rodrigo Rojas radicó un proyecto de ley que busca restringir el ingreso de celulares a los colegios del país y el uso de estos dispositivos en las aulas de clase por parte de alumnos y profesores de preescolar, básica y media”.
Solo existe una manera de llamar esto y es una idiotez, no existe un nombre más decente para esta idea, y lo digo como maestro con más de 12 años de experiencia, en el sector rural, y urbano, así como en el sector público y privado.
Con esta ley se vulnerarían varios de los derechos que tenemos los estudiantes, maestros y ciudadanos, además de demostrar un desconocimiento e ignorancia del sector.
Los siguientes puntos ejemplifican de una manera muy sencilla lo irracional de la norma. Ante el miedo y desconocimiento del gran aporte de la tecnología en la educación vale decir que:
- Hoy en día la mayoría de maestros utilizan internet como su libro guía ya que de no ser así estaríamos presos ante una restricción de contenidos de visión editorial única, así que prohibir una herramienta como recurso de información viola el derecho de la libertad de cátedra y el derecho al libre acceso a la información
- Actualmente las economías culturales y digitales, mal llamadas economías naranjas, en una parte muy importante del sector se analizan el uso de apps, a su vez existen varias experiencias en colegios privados y públicos donde los docentes desarrollan con sus equipos personales y de sus alumnos, conocimientos de arte, diseño, y desarrollo de aplicaciones.
- La radio y el periódico se prohibió y criticó en su momento como tecnología de embrutecimiento, el televisor, el computador, la calculadora, y hoy en día los celulares, todos ellos hoy integrados a la educación. La ignorancia ante la tecnología no puede condenarnos a ser un país ignorante y atrasado.
- Los programas de computadores para educar, todos a aprender, entre muchos otros, así como algunas ONG han invertido miles de millones de pesos en desarrollar la tecnología y capacitar a los maestros para que ahora consideren que los alumnos y profesores de preescolar, básica y media no tengan el derecho a la información. Primero, la medida es discriminatoria porque es una selección arbitraria que ignora los procesos académicos y de investigación, además desconoce que muchos maestros tienen tesis en pregrados, maestrías y doctorados sobre desarrollos tecnológicos, apps, programas multimedia y publicaciones destacadas en estos temas. La ley es un contrasentido.
- Uno de los campos experimentales (desde hace unos 30 años) es la educación mediante videojuegos, la enseñanza de la creación de contenidos, el uso de herramientas tecnológicas y el buen uso de los mismos. Prohibirlos en las instituciones solo genera atraso e ignorancia a una sociedad que se alimenta diariamente de información y ante una lluvia de fake news lo que necesita es conocimiento ávido en tecnología, no mayor ignorancia.
- Aplicaciones de celulares para álgebra, arte, astronomía, física, anatomía, estadística, lectura crítica, entre un mar de conocimiento será sepultado por su falta de preparación para esta ley.
- Como se prohibirá el medio se prohibirá el recurso, muchos maestros escribimos en plataformas digitales y creamos contenidos, así que: ¿se creará un internet para quienes?
- Viola el derecho a la educación de los niños por prohibir el uso de la tecnología de los ciudadanos a una capacitación a la medida de los retos y necesidades de la sociedad.
- Ni que hablar en pensar en una educación virtual o complementaria ya que es todo lo contrario, esta idea de la educación en la nube con miles de millones de pesos invertidos terminaría fosilizada.
- Se desconoce que muchos maestros tienen grupos de padres por WhatsApp, suben sus notas por celular, editan observadores online, actualizan las agendas diarias o envían mensajes a los padres de los niños enfermos, colocan canciones y documentales desde su celular, es volver a la edad oscura del conocimiento.
- Finalmente, no quiero decirlo, pero es tan mala la ley que la desigualdad entre lo urbano y lo rural se va a incrementar. La desigualdad del acceso a la tecnología en Colombia es un abismo, y la prohibición nada ayuda, al contrario, empobrece los índices de lecturabilidad, de acceso a la información, de pobreza de los colombianos en zonas rurales o marginales.
Como pudieron deducir la prohibición es contradictoria y nefasta en Colombia si se piensa desarrollar o entrar en los índices de la ODCE.
Efectivamente los manuales de convivencia deberían tener un método de regulación que incentive las buenas prácticas y el desarrollo tecnológico, pero prohibir una tecnología por el vulgar aplauso momentáneo es populista y le hace un gran daño a la nación.
Quizás entre todos tengamos la posibilidad de compartir nuestro conocimiento, reconociendo una debilidad para convertirla en fortaleza.
Finalmente, un único consejo para el representante Rodrigo Rojas: Sapere aude.
La educación en Colombia sí necesita que todos estemos enfocados en su desarrollo, pero prohibiendo la mayor herramienta democrática educativa nunca será Colombia la más educada.