Estas eran las palabras que pronunciaba con más dolor que ira una campesina que charlaba conmigo, hace poco más de un año. Recuerdo que tras escuchar con atención, la historia qué ella en su humilde morada me relataba, me llené más de odio que de ira contra la institución. ¿Como no hacerlo cuando de un momentos a otro matan a uno de sus hijos por 3 días de permiso? Era mi argumento.
Está dama ejemplar, a quién conocí por cosas de la vida, tenía y debe tener hoy por hoy su mirada triste tras la muerte de su hijo. Hace algunos años, bajo el Gobierno Uribe y con Juan Manuel Santos como Ministro de Defensa, nació de las entrañas de la Política de Seguridad Democrática, este maldito monstruo en la historia de nuestro país. El plan era simple y perverso: Asesinar civiles, para luego hacerlos pasar por guerrilleros y de está forma mostrar "resultados", en la absurda guerra que vive Colombia hasta el día de hoy, por parte de las brigadas de combate especializadas. Eso eran los falsos positivos.
Buscaban campesinos y gente humilde. Por supuesto. El caso de está señora caucana, era sólo uno de los cientos qué existían a lo largo y ancho del país, pero tocó todas mis fibras, pues era el primero que conocía tan de cerca. "Dr. El se había ido a una fiesta en otra vereda y cuando volvía para la casa, me lo mataron a tiros aquí no más", me decía la señora mientras me alcanzaba un café. Lo qué me contaba luego, era terrible y me hace un nudo en la garganta. Los cobardes, matan por detrás decían los fuertes vaqueros del lejano oeste y esto era lo què había hecho esa tropa militar. Sí había algo en lo que estuviera de acuerdo la pequeña vereda en el corazón de la selva, era en qué el era un muchacho trabajador, honesto y con muchos sueños. Sueños qué terminaron cambiados por unos días de descanso y una conmemoración para algún alto mando.
La estimada señora, llevaba más de 4 años con su pena y aunque no comprendía qué yo no era un Doctor, le decía a los niños qué entraban y salían de su casa, dejando ver su mentalidad optimista y de fe hacia el futuro del país: Por eso es qué tienen qué estudiar mucho, pa' qué sean cómo el Dr y les toque duro, pero a la sombra. Palabras qué me hacían sentir más pequeño qué una cucaracha, cuando pensaba en mis "insignificantes" tragedias a comparación de las de está y muchas otras madres. Ella sabía bien, qué la justicia divina algún día le iba a cobrar a los asesinos, ya qué la terrenal no lo había hecho.
Por estos días, nuevamente el Ejército de Colombia, está envuelto en otro escándalo. Ahora, otra vez, todos volvemos a poner la lupa, sobre uno de los entes más corruptos del estado. Cómo siempre he dicho, creo qué no podemos generalizar, cómo tal vez lo hacia erróneamente la madre afligida. No todos los miembros del Ejército son una vergüenza para el país, pero muchos de ellos, por silencio tal vez, temor seguramente y falta de consciencia muy probablemente, no denuncian las irregularidades en el ceno de la institución armada, lo qué los convierte directamente en cómplices de las mentes enfermas qué llevan años viviendo de dineros "ganados" ilegalmente.
El problema, hay qué atacarlo de raíz. No podemos continuar viviendo sin memoria. No en vano, los dos nombres políticos responsables en mayor medida, en este momento estan llevando a cabo sus campañas para el Senado y la Presidencia. Hay qué juzgar, al menos socialmente, a estos dos causantes de tanto dolor en miles de familias de mi país. También, es necesario poner el dedo en la herida y exigir justicia. Qué paguen por sus errores y delitos todos los militares adheridos a la gran mafia qué es el Ejército Nacional. No esperemos más por un cambio para Colombia, seamos la generación qué lo haga. No más indiferencia compatriotas. No solo reaccionemos, cuando hay escándalos de este tipo. Seamos un poco más unidos y cambiemos está realidad. Con detalles simples, podemos hacerlo. No sobornemos militares en los retenes; no paguemos millones a un alto mando para qué nuestros hijos no vayan a prestar el servicio, por ejemplo. Seamos consecuentes.
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