Entre los millones de víctimas que ha dejado la guerra en Colombia hay un grupo que no ha sido escuchado y que incluso no se reconoce como víctima del conflicto armado. Se trata de la población sorda que vivía en los territorios más afectados por la guerra y que no comprendían las dinámicas y motivaciones de los actores armados. En la soledad de un mundo sin sonidos, cientos de personas sordas han sido testigos silenciosos de una guerra que también fue con ellos.
Esta columna de opinión que cuenta con interpretación en lengua de señas colombiana permite visibilizar una de las tantas historias que nos quedan por conocer de las víctimas sordas, con las que tenemos una deuda histórica y que reclama nuestra solidaridad.