La Contraloría Municipal de Ibagué durante los últimos años se ha caracterizado por ser una institución ineficiente, sin resultados efectivos en el control fiscal, lenta en procesos administrativos, y en especial con un alto grado de desconfianza en todos los sectores de la sociedad civil. De igual manera los actos de corrupción como los juegos nacionales, el alumbrado navideño, acueducto complementario y el bajo desempeño del control fiscal han dejado en tela de juicio el actuar de los contralores y peor aún, la falta de credibilidad en las funciones propias de la entidad como institución de carácter técnico, autónomo e independiente.
Con el nombramiento del profesional Ariel Medina como contralor en propiedad, las expectativas del nuevo rumbo que tomará el ente de control fiscal en el municipio son muchas. Ibagué necesita una Contraloría moderna, eficiente, y en especial una Contraloría cercana a la comunidad. En ese orden de ideas es necesario que el ente de control fiscal avance en distintos temas que garantice la eficiencia administrativa.
En primer lugar, la aplicación del Estatuto Anticorrupción y en especial avanzar en medidas disciplinarias en los casos de responsabilidad fiscal vigentes. Los ibaguereños necesitan saber la eficiencia de la administración municipal, en segundo lugar, vincular un verdadero control fiscal ambiental que permita valorar económicamente nuestros recursos naturales.
Otro tema que no da espera en la ciudad es fomentar el control social y vincular a la comunidad mediante los mecanismos de participación ciudadana, y finalmente recuperar la confianza de la ciudadanía en la institución, ya que el actuar de la Contraloría Municipal generó una deslegitimación social sobre la entidad.
Es innegable que anteriores administraciones del ente de control no dejaron una buena imagen entre la comunidad. Los constantes reportes de corrupción y de obras incompletas generaron un rechazo profundo en la sociedad civil y en especial, una generalizada sensación de que la Contraloría era una figura para pagar favores políticos y peor aún, la horrible impresión del denominado “contralor de bolsillo”.
Al Dr Medina le deseo muchos éxitos en su gestión al mando de la Contraloría. Solo con una buena administración podremos recuperar la confianza y sin duda alguna promover la democracia en la ciudad. Los ibaguereños esperamos que el ejercicio de control fiscal permita la eficiencia en la distribución de los recursos públicos y el últimas el mejoramiento económico y social de todos.
Los retos del nuevo contralor exigen un equipo comprometido y con vocación de servicio por la comunidad, por eso es necesario que la gestión evidencie que los procesos de convocatoria pública son eficientes y permitan que los mejores perfiles lleguen a estos cargos de primer nivel en la administración pública municipal. El tiempo apremia y la tarea es larga, por tal razón los esfuerzos del nuevo contralor no dan espera.
