Cada tanto aparecen productos milagrosos que tratan de aprovechar la necesidad, debilidades de la gente y su afán por estar mejor o en forma. Nonis, borojós, zarzaparrillas, fajas, imanes, pulseras, etc. El mercadeo de estos productos por el enorme interés mercantilista, es cautivante, con sustentos aparentemente convincentes. Lo último es una supuesta malla para bajar de peso. Pero solo entender su mecánica de funcionamiento apunta a algo pernicioso. El artefacto extraño se cose en la lengua, causando sin duda un gran trauma, para que el paciente por flagelación, sufrimiento u obstrucción mecánica, deje de comer obligado alimentos sólidos especialmente. Una terrible mecánica no compatible con la naturaleza fisiológica humana.
Científicamente y por salud la reducción de peso en grasa debe ser lenta. “Despacio se va lejos”. Nunca deben bajarse más de unos cuatro kilos de peso graso por mes en promedio, para evitar alteraciones metabólicas y riesgos en la salud. El consumo de alimentos debe ser variado entre sólidos y líquidos. No deben hacerse dietas desequilibradas y supresivas haciendo énfasis solo en un grupo de nutrientes, por ejemplo solo verduras, líquidos o proteínas. De allí que por sentido común era obvio que la tal malla no sería más que otro embuste desde lo científico, como lo acaba de confirmar el Invima en Colombia.
Invima prohibe la malla “adelgazante”
Afortunadamente (y como en el caso del Noni hace unos años) el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) actúo con diligencia, frente al probable engaño y daño a muchos colombianos. Este dispositivo (la malla lingual) fue catalogado por la autoridad sanitaria como un producto médico fraudulento y por tanto en Colombia se encuentra prohibida su importación, comercialización y uso. La malla se presenta como un supuesto tratamiento para la obesidad y se cose en la lengua con una sutura, en un procedimiento ambulatorio con anestesia local. Su fin es obstaculizar los mecanismos de masticación y deglución de los alimentos sólidos por un mes consecuencias.
El Invima informó que la malla lingual, también conocida como 'malla adelgazante', no cuenta con registro sanitario. “Las implicaciones negativas a la salud de los usuarios podrían ser desde eventuales reacciones locales en la lengua y problemas tales como dolor, mala higiene bucal, mal aliento (halitosis), alteraciones a nivel del gusto; hasta complicaciones severas que podrían ocasionar la muerte, como consecuencia de una mala alimentación o resultado de un proceso infeccioso”, advierte el Invima.
¿Dónde están las secretarías de salud?
El Invima hizo advertencia en el marco de la numerosa publicidad generada en los medios de comunicación sobre esta malla adelgazante. Instó a las secretarias de salud a realizar las visitas de inspección, vigilancia y control a los establecimientos que pudieran comercializarlo, para llevar a cabo las acciones legales correspondientes. Pero por lo visto estas dependencias se hacen en algunos casos los de la “vista gorda”.
La tal malla adelgazante no será lo único a tener en cuenta para intervenir. ¿Por qué no actúan frente a otros ofrecimientos y productos a través de medios de comunicación? Al menos en ciudades provinciales aún existen esos programas en medios, que ofrecen tantas panaceas para cautivar a incautos, que incluso tienen “buen nivel cultural”. Se esperan resultados. En el caso de Popayán por ejemplo, fue el Invima el primero en intervenir para prohibir el consumo del llamado “ternero”, considerado hasta ahora un plato típico de la región.