Repudio el asesinato de Jaime Garzón. Repudio que la orden haya salido de Jose Miguel Narvaez, ex jefe de seguridad del DAS en la primer mandato de Uribe. Su humor le hace falta a nuestra tv, tan sospechosamente políticamente correcta. A Garzón lo mató la ultraderecha de Castaño, no hay duda, pero Jaime Garzón nunca fue un adalid de la izquierda. Con su obsesión por los autos y por los políticos Jaime Garzón podría calificarse como un arribista. Íntimo amigo de César Gaviria lo más seguro es que en las pasadas elecciones hubiera votado por Duque. Que no los confunda su mochila guambiana, Jaime, con su ego desbordado, quería pasar a la historia de este país no tanto por hacer denuncias o ayudar a la gente sino solo por su propio beneficio. Sabía que lo iban a matar y como un Kamikaze se mandó contra sus enemigos, los que no perdonaban, las hienas que se nutrían de muerte, los hombres mas perversos que han nacido en este país.
Que no te confunda, querido mamertín, los murales en la Nacional o las retahílas proféticas que lanzó contra Alvaro Uribe Vélez mientras era gobernador de Antioquia. A Jaime le gustaban los carros de alta gama, el trago caro y las reinas de belleza. Se sentía cómodo con la compañía se sentía como con Miles Frechette y empezó su exigua carrera polítca de la mano del súper neoliberal y conservador Andrés Pastrana. Le metieron el cuento de que era de izquierda al querido mamertín de cafetín sólo porque Jaime tuvo la humanidad de interceder en varios secuestros, de criticar el poder indiscriminadamente, lo que le ganó la animadversión del cultor de la Catedra Anti-Comunista en Colombia, el aterrador José Miguel Narvaez y Castaño, en su rabiosa ignorancia, creyó todo lo que decían que él y lo mató.
No encasillemos el mito. Este es un país tan conservador, tan pacato, que hasta a un hombre común y corriente como Garzón, al que sin duda, y por su cercanía con el poder, quería ser más de lo que fue. Es algo que nos pasa a todos. Jaime cayó en las balas de sus asesinos no sólo por denunciar la injusticia, el paramilitarismo que se tomaba el congreso, la sociedad, el campo como una mancha de cáncer, Jaime desobedeció las súplicas de sus amigos porque quería dejar legado, transformarse en leyenda y lo consiguió.
Amigo mamerto, relájate, nadie está justificando la muerte de este valiente, al contrario, al no tener ideología, al ser sólo un hombre que quería un país mejor, se hace aún más grande.