El desacierto de Ernesto Macías ya no es sorpresivo para nadie, simplemente confirma un mensaje reincidente que el Centro Democrático se ha encargado de transmitir mediante todas sus campañas, pero que, en vano, el presidente Iván Duque intenta evadir.
Nunca en un acto protocolario presidencial se había proclamado un discurso más vergonzoso, ordinario e inoportuno, Ernesto Macías se encargó no solo de hacer un informe detallado y vengativo del gobierno saliente, sino que también ridiculizó a todo un país en frente de un conglomerado internacional con el objetivo de caricaturizar a Colombia y venderla como un estado perdido que solo encontrará garantías con el gobierno entrante, generando simplemente un efecto contraproducente para el discurso de Duque.
Durante su intervención, el presidente del Senado no solo se encargó de realizar homenajes insustanciales, también describió un listado durante más de media hora en el que enumeró las falencias del gobierno Santos con resentimiento y venganza, y a pesar de que es muy conocido el inconformismo que el uribismo tiene con las metodologías del pasado mandato, su alocución llegó a tal nivel de odio que solo dejó en ridículo a Iván Duque delante de todas las delegaciones internacionales que presenciaban con desconcierto un alegato resentido que contradijo con anterioridad todo lo que el ahora presidente se disponía a decir.
Contradictoriamente, en su primer día como presidente de Colombia, Duque enfocó su discurso en la unidad y bienestar de todos los ciudadanos, reiteró su intención de construir un país sin división y apartado de la polarización y venganza. También, insistió en la necesidad de preservar la paz que se ha forjado en los últimos años, apoyándose en la contribución que realicen sus copartidarios, copartidarios que sin saberlo, se han encargado de desprestigiar inconscientemente toda su campaña.
En la mañana del mismo 7 de agosto, el periódico El Tiempo se encargó de hacer público un aviso avalado por el Centro Democrático, en el cual reiteran los problemas del gobierno Santos. En toda una página se encargan de describir mezquinamente datos excesivos que se empeñan en seguir caprichosamente la pista del pasado mandato, aun sabiendo que en su plan administrativo Duque propone un gobierno sin retrovisor, apartado de recriminaciones precedentes.
A pesar de que a diario el actual presidente se ha encargado de transmitir mensajes de paz y reconciliación, y de que el uribismo pretenda satanizar y estigmatizar a la oposición como un obstáculo del actual gobierno, es claro que el impedimento de Duque se encuentra en su mismo partido, sus copartidarios son la misma oposición. Ellos conjuntamente se han encargado de desprestigiar sus cometidos con discursos incendiarios que advierten a los colombianos, sin optimismo, cuáles serán las verdaderas intenciones en su mandato presidencial.
Todo es constantemente contradictorio, se atraviesan discursos de paz y de guerra, de preservación y abandono, no se logra captar el verdadero mensaje del uribismo, pero con el gesto descarado realizado hoy por Macías, el Centro Democrático nos advierte mínimamente cuáles serán sus estrategias y a dónde nos encamina Duque en los próximos cuatro años.
En pocas palabras, si el presidente sigue permitiendo este tipo de actos y no expresa públicamente su rechazo a dichas políticas, su afán por construir un país unido y libre de polarización y venganza quedará estancado en reconocimientos inoportunos a mandatarios insignificantes (como Álvaro Uribe), e intereses personales de toda su bancada, que por cierto, ha respaldado el gesto de Macías. Esperamos que no sea así, porque de ocurrir, retornaríamos a un gobierno incierto y oscuro lleno de discordias y muertes, como aquél que el país atravesó (principalmente) entre el año 2002 y 2010.