Estoy de acuerdo con algunas personas en cuanto a lo referente a la protesta hecha por el ahora congresista Antanas Mockus, tema que tiende a volverse algo trillado, no obstante, debe transmitirse lo acontecido de nuevo por parte del senador, a quien me le seguiré quitando el sombrero, así como él seguirá bajándose los pantalones en rebelión por la falta de respeto de un cuerpo colegiado, que se supone debería ser el mejor ejemplo para cada ciudadano y contrario a eso, es donde ocurren los casos más absurdos e increíbles que se han podido observar a lo largo de la historia de Colombia.
Está claro para muchos que el Congreso no es un ejemplo de honestidad, ni transparencia, pues al interior de este se contempla todo lo que no se debe hacer. Sin embargo, existen algunos procesos mejorados y congresistas que sí han sido un modelo a seguir.
Uno de los que efectivamente debería ser un modelo a seguir es el doctor Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Ŝivickas, y lo nombro doctor pues es de los pocos que tienen doctorado dentro del Congreso. Él a través de sus tan característicos actos de protesta, los cuales podrían enmarcarse dentro de la tolerancia, puesto que finalmente esa indignación mostrada no le causa daño a nadie. A mi parecer, todo lo contrario, la considero acorde frente a comportamientos como "el no saber escuchar", lo que aparentemente no sería tan significante dentro de un órgano colegiado, a pesar de ello, este verbo denominado: "escuchar", indispensable para muchos, intrascendente para otros, está claro, que no se conjuga bien al interior del Parlamento.
Por tanto, estoy de acuerdo con los actos de protesta de Mockus, por tratar de darle la importancia que requiere cada una de las diferentes intervenciones, que podrían ayudar al país, así mismo, con la frustración que sienten algunos, por la falta de uso, de un verbo tan elemental, que debería ser de vital preponderancia cuando del futuro de Colombia se trata.
Dichos actos de protesta realizados por Mockus, groseros para algunos, heroicos para muchos, deberían hacer que cada ciudadano afectado por las decisiones que toman al interior del Congreso, al igual que Mockus y de forma simbólica, con la misma valentía y personalidad del congresista y en un acto de rebeldía; se bajaran los pantalones (me incluyo), frente a cada injusticia y actos de corrupción, que se observan en el país y que están representados en la pérdida aproximada de entre $40 y $50 billones de pesos, según datos enunciados en octubre del año anterior, por parte del contralor Edgardo Maya, lo cual ha dejado cada vez más pobre al país y por ende, a cada afectado.
Respecto a lo anterior, puedo mencionar, mi admiración profunda hacia Mockus, por esos actos de superhombre, aunque algunos lo consideren ridículo, por lo menos está haciendo algo para exigir respeto y evitar el deterioro de este dentro del Congreso. Como dice la célebre frase de Elie Wiesel: "Lo contrario al amor, no es el odio, es la indiferencia, conforme a esa frase, considero que la indiferencia es obviamente más perjudicial que hacer algo, que algunos podrían denominar como grotesco.
Por último, sería interesante tener los pantalones de Mockus y poder bajárselos como lo ha hecho él ante cualquier situación de irrespeto e injusticia, haciéndolo por sí solos, no solamente por solidaridad con el senador, sino con nosotros mismos, para que no nos los sigan bajando a las malas, como lo vienen haciendo hace tantos años, por decisiones y falta de control político del Congreso y el Gobierno, despojándonos de millones de pesos, bien sea por corrupción, por desmejoras laborales, sociales, y en general, deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos, entre otros tantos absurdos que se han visto pasar a través de los años, lo cual, solo ha ido en menoscabo de la situación del país y de cada uno de sus habitantes.