Gustavo Petro Urrego, el otrora estudiante pilo, nerd o geek, es el mismo que ahora algunos ven como “pelietas”. Y también es el mismo que cuando fue candidato presidencial en 2010 obtuvo 1.331.267 votos; cifra que multiplicó considerablemente 8 años después. El mismo, que al llegar al Congreso de la República fue calificado como el mejor congresista de la última década, que en su segunda contienda como candidato presidencial cautivó a millones de ciudadanos, y ahora se prepara en miras a las elecciones regionales 2019 y las presidenciales 2022 para gobernar el cuarto país más desigual socialmente del mundo.
De otro lado, corresponde a Petro estrenar el estatuto de la oposición, que en Colombia se estaba planeando desde 1991. Con el poder que le otorgaron en las urnas, representado en 8.034.189 de ciudadanos que se acogieron a su programa de gobierno, lo ubican como la primera fuerza de oposición. Ese poder le permite imponer a toda su militancia estar en red. Petro desde su tarima quiere contribuir a mejorar los problemas de Colombia, que achaca “a la desigualdad social, que es a la vez la expresión de formas premodernas en su economía y política: feudales. Colombia está mal por eso”.
Este año Petro esperaba con México y Brasil presentar una nueva realidad en la región, “eje del progresismo en Latinoamérica para el mundo”. Su intento en Colombia se desvaneció debido a lo que él denomina “miedos ficticios”. De acuerdo a la interpretación petrista, esos supuestos recelos no cundieron en México en las postreras elecciones presidenciales. Ahora, “es el siglo XXI el que tenemos que abrazar, el siglo de la sorpresa, de los cambios. Los verdaderos cambios comienzan con un cambio cultural” como indicó Petro. A este efecto, su propuesta se orienta a crear sedes universitarias gratuitas para la juventud, trayendo a colación el caso de Corea del Sur, que según él se convirtió en un gigante industrial porque priorizó la educación superior.
Para construir una nueva Colombia, como la califica Petro, convocó al “liberalismo, el progresismo, la izquierda y el pensamiento ambiental y a las nuevas ciudadanías libres”. Conforme al concepto petrista, con este bloque empezaría a desvanecerse el neoliberalismo, para dar paso a una sociedad que incluya a todo el mundo. Petro preguntó, “¿la prioridad de un gobierno es el ser humano o el cemento?”, y acotó que “cuando se cierran jardines infantiles simplemente involucionamos”.
Pese a que Petro ha dicho que “en un gobierno se está si se comparte su programa; si no se comparte uno no tiene por qué estar allí”, se ha sabido que Petro trabajará hombro a hombro con la persona de Iván Duque, al menos en dos temas. Ambos solicitarían a la Corte Penal Internacional que actúe en el país en los cientos de asesinatos de líderes sociales. Uno y otro, harían parte del comité promotor de la consulta anticorrupción. Con esto se busca, dice Petro, “un objetivo común: la decencia en la política”. Al presidente Santos, el principal dirigente de Colombia humana, le pidió convocar el consejo nacional de seguridad.
Petro al igual que Duque, son del concepto que hay quienes quieren echar por la borda el acuerdo de paz, suscrito el 24 de noviembre de 2016 por el gobierno colombiano y el grupo guerrillero Farc. Se sigue haciendo conejo principalmente al punto 5 del acuerdo (sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición), es uno de los más controvertibles. Petro concibe un remedio para evitar el desmonte de los acuerdos, “la movilización social”, que se estrenaría en grandes proporciones el próximo 7 de agosto en los 1122 municipios de Colombia y en el mundo.
Al comienzo, el asesinato de líderes sociales pasaron ligeramente inadvertidos, pero ahora ha pasado de castaño a oscuro. Se apunta indiscriminadamente además, a defensores del derecho a la tierra, el territorio y el medio ambiente. “Estamos en emergencia humanitaria. Nos están masacrando. La tiranía ha estallado en Colombia”, sentenció Petro. El asesinato de líderes de Colombia humana los atribuye el dos veces candidato presidencial, a la triple alianza, integrada supuestamente por políticos, poder estatal y narcotraficantes. “Detrás de los asesinatos hay una sistematicidad política”, trinó Petro. Estos tres grupos para Petro, son “la peor corrupción de Colombia”. Los gatillos se detendrán, “cuando seamos millones en las calles, así estuvieran matando personas de afiliación uribista, saldríamos a protestar en su defensa”, señaló el excandidato presidencial, quien agregó que no es enemigo de nadie, y abogó para que no maten la diferencia. Petro es del sentir que la violencia se neutraliza con sedes de la universidad pública en las comunas.
A la solicitud que le hizo Petro Urrego a Álvaro Uribe Vélez de pronunciarse en contra de los asesinatos de líderes sociales en general, Uribe le contestó lo que se ha repetido durante mucho tiempo: “El narcotráfico impune y la impunidad total al terrorismo son parteras de nuevas violencias”. El narcotráfico, que actualmente es una conducta punible conexa al delito político; y las bandas criminales en general, tendrán la oportunidad al sometimiento colectivo.
“Muchas de las amenazas de muerte dirigidas contra defensores y defensoras de los derechos humanos y contra otros activistas se atribuyeron a grupos paramilitares, pero en la mayoría de los casos de homicidio era difícil identificar a los grupos responsables”, concluyó Amnistía Internacional.