Luego de dejar que la piel temblara de emoción por la respuesta que hubo en Cali a la convocatoria que se hizo con el fin de rechazar el asesinato de líderes sociales, podemos decir que hace mucho la gente de la ciudad no acudía masivamente a participar de un llamado en contra de los odios que matan, de las ideologías que hacen de las balas el temible argumento de la muerte para responder con quienes no están de acuerdo.
Más emocionante aún fue ver a muchos jóvenes participando de este recorrido que se hizo por algunas calles principales de la capital del Valle. Con velas, con consignas que salían desde el alma, los manifestantes clamaron por la vida, señalaron que la muerte traidora no puede ser la respuesta a quienes buscan un país mejor, para quienes desde el quehacer cotidiano lideran procesos para que el país que nos ha tocado en suerte vivir sea digno y bueno para todos.
Fue una marcha pacífica pero no silenciosa. El coro de voces que proclamaban la vida viajaba en la brisa nocturna para que los apáticos, los indiferentes, los que creen que el asunto no es con ellos, se dieran cuenta que hay hombres y mujeres que no requieren ser víctimas para alzar su voz solidaria y enfrentar al monstruo que ordena la matanza.
Pancartas que decían: “No son cifras, son vidas”, “Cuando los ricos hacen la guerra, los pobres son los que mueren”, “Que la paz no nos cueste la vida”, entre otras muchas frases que animaban a los caminantes se alzaban en las manos de los manifestantes.
Fue una noche especial, llena de una gran fuerza anímica que manifestaba la condena hacia quienes han hecho de la muerte la respuesta a las diferencias, de quienes hacen de las balas la moneda cotidiana para resolver las desigualdades ideológicas.
Por los que amamos la vida y esperamos morir de amor en la construcción de mundo mejor para todos, nos fuimos a las calles de Cali a convocar a los apáticos, a los que no saben que vivir es ser solidarios con el otro. Por la vida, la velatón en Cali se volvió un solo clamor para decirle no a las violencias, vengan de donde vengan y para celebrar la vida por encima de las ideologías.