Si el cepillo dental dejas en el baño, a tu salud le puedes hacer daño

Si el cepillo dental dejas en el baño, a tu salud le puedes hacer daño

Como dijo J. Diamond: no solo las armas y el acero han puesto en riesgo la vida de las poblaciones humanas

Por: Juan Carlos Valdelamar Villegas Cand. Ph.D.Toxicología Ambiental
julio 06, 2018
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Si el cepillo dental dejas en el baño, a tu salud le puedes hacer daño
Foto: Pixabay

Hace pocos días escuchaba un programa de la radio nacional, en el que una experta en salud oral mencionó casi de manera efímera el tema que ha motivado esta nota, lo cual, sin duda, es una práctica habitual en muchos hogares colombianos, que quizás desconocen las graves consecuencias que puede tener para la salud este hábito. Al respecto, un estudio científico realizado por Ratson y colaboradores, en el año 2012, sugiere que la falta de relación entre la presencia de especies bacterianas en los cepillos dentales y la saliva de las personas analizadas puede ser un indicador de contaminación de los cepillos por otras fuentes (contaminación cruzada), entre las que se encuentran los baños, ya que estos pueden contener un sin número de microorganismos en la columna de aire, conocidos como bioaerosoles, que pueden ser generados durante la descarga del sanitario.

Una vez que los aerosoles están suspendidos en el aire, algunos microorganismos que hacen parte de estos, tales como las bacterias y hongos ambientales, podrían fijarse en superficies sólidas e iniciar su proceso de crecimiento exponencial y de división celular, especialmente en aquellos lugares capaces de mantener cierto grado de humedad, como son las cerdas de los cepillos dentales (Figura 1).

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Figura 1. Posible fuente de bioaerosoles en el baño.

Al respecto de esta temática, un estudio realizado en el año 1994 por Malmberg y en el 2014 por Morris y sus colaboradores demuestra que los cepillos dentales de niños con edades entre 4 y 6 años pueden alojar bacterias como streptococcusspp, lactobacillus spp, haemophilusspp y staphylococcusspp, que pueden ser responsables de infecciones en los órganos respiratorios. Además, en adultos pueden encontrarse especies de enterococos, fusobacterias, porfyromonas gingivales, levaduras y mohos, de los cuales algunos fueron catalogados como de origen oral y otros de origen ambiental. Mientras que en estudios como el Taji y colaboradores en 1998 ha permitido conocer que los cepillos dentales pueden contener entre diez mil y un millón de unidades formadoras de colonias, en las que pueden dominar géneros de bacterias como candida, corynobacterias, pseudomonasy coliformes, tanto fecales como totales.

En el caso particular de Colombia, un estudio efectuado por el investigador Contreras y otros colaboradores en el año 2010, encontró que un alto porcentaje de cepillos de dientes utilizados en las casas por niños y sus padres estaban altamente contaminados con enterobacterias y pseudomonas. A pesar de que, en esta investigación, los autores manifestaron no haber estudiado el posible origen de la contaminación de los cepillos, sí sugieren que la cercanía de estos elementos a los sanitarios puede ser su principal fuente de contaminación, sobre todo cuando se generan los bioaerosoles durante la descarga de los mismos, lo cual puede estar coadyuvado por las condiciones de alta humedad que suelen presentar estos sitios. En ese mismo estudio, los autores lograron determinar que un alto porcentaje de niños tenía microorganismos capaces de provocar enfermedades bucales como gingivitis y caries dental; igualmente manifestaron que las bacterias encontradas en los niños fueron muy similares a las que tenían los adultos, lo cual indica que pudo haber ocurrido transmisión bacteriana desde los cepillos dentales.

Así mismo el científico Karibasappa y sus colaboradores reportaron en el año 2011 que los cepillos dentales, luego de ser usados entre uno y tres meses, pueden contener especies de bacterias y fúngicas como streptococcus mutans, staphylococcus aureus, pseudomonas sp, lactobacillus sp, klebsiella sp, candida sp y escherichia coli; apareciendo esta última con mayor frecuencia en cepillo dentales con tres meses de uso, y que regularmente permanecían en baños que tenían sanitario adjunto. Además, el estudio mostró que los microorganismos aparecían de forma aislada en aquellos cepillos que fueron utilizados durante solo un mes, y en forma de colonia en aquellos cepillos que fueron usados durante tres meses, demostrando que entre más tiempo de exposición de estos elementos en baños, es mayor el riesgo de contaminación por bacterias y hongos. En ese mismo sentido, los investigadores Frazelle y Munro reportaron en el año 2012 que contrario a lo que se podría pensar sobre el uso de contenedores de almacenamiento cerrados para proteger los cepillos, estos elementos generalmente aumentan la carga bacteriana o los tiempos de supervivencia de estos organismos.

Es importante resaltar que una vez se han establecido las poblaciones bacterianas en los cepillos dentales estas pueden ingresar de manera fácil a nuestro organismo por la vía oral, afectando inicialmente el sistema digestivo y en algunos casos el sistema respiratorio, cuyas manifestaciones pueden ir desde amigdalitis, gingivitis, caries dental, dolor estomacal, diarrea, asociada con gastroenteritis y también producir enfermedades periodontales y problemas respiratorios. Aunque el tema hasta ahora tratado sigue siendo objeto de estudio, no cabe duda de la alta posibilidad que tienen los cepillos dentales de ser colonizados por microorganismos presentes en el ambiente de los baños, lo que a su vez puede generar afectaciones a nuestra salud, que quizás ignoremos por completo, pero que cada día pueden estar reduciendo nuestro tiempo y calidad de vida.

Algunas investigaciones como la realizada por Komiyama y sus colaboradores en el año 2010, y Do Nascimento y colaboradores en el 2015, han demostrado que el tratamiento de los cepillos con triclosan, vinagre, y en menor medida con perborato de sodio, pueden reducir de manera significativa el contenido de varias especies bacterianas en estos elementos, y que el cloruro de cetilpiridinio al 0.05% es muy efectivo en la reducción de conteos microbianos totales e individuales, incluyendo especies patógenas. Sin embargo, algunos de los compuestos químicos antes mencionados, como el triclosan, pueden generar efectos adversos en las personas, como disrupción endocrina. Ante este panorama, no queda otra alternativa que abstenerse de dejar el cepillo dental en el baño y seguir las recomendaciones de los especialistas en el área, además de realizar el cambio de este elemento, mínimo cada tres meses. Recordemos una vez más el planteamiento de J. Diamond: durante su historia, no solo las armas y el acero han puesto en riesgo la vida de las poblaciones humanas.

Referencias

Contreras A., Arce R., Botero J., Jaramillo A. & Betancourt M. (2010). Toothbrush Contamination in Family Members. Revista Clínica de Periodoncia, Implantología y Rehabilitación Oral, 3(1), 24–26. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/S0718-5391(10)70037-9

Do Nascimento C., Trinca N., Pita M. & Pedrazzi V. (2015). Genomic identification and quantification of microbial species adhering to toothbrush bristles after disinfection: A cross-over study.Archives of Oral Biology, 60(7), 1039–1047. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.archoralbio.2015.03.012

Frazelle M. & Munro C. (2012). Toothbrush Contamination: A Review of the Literature. Nursing Research and Practice, 2012, 420630. http://doi.org/10.1155/2012/420630

Komiyama E., Back-Brito Y., Nuernberg G., Balducci I., & Koga-Ito C. (2010). Evaluation of alternative methods for the disinfection of toothbrushes. Brazilian Oral Research, 24(1), 28-33. https://dx.doi.org/10.1590/S1806-83242010000100005

Karibasappa G., Nagesh L., Sujatha B. (2011) Assessment of microbial contamination of toothbrush head: An in vitro study. Indian J Dent Res, 22:2-5

Malmberg E., Birkhed D., Norvenius G., Norén J. & Dahlén G. (1994). Microorganisms on toothbrushes at day-care centers. Acta Odontologica Scandinavica, 52(2), 93–98. https://doi.org/10.3109/00016359409029061

Morris D., Goldschmidt M., Keene H. & Cron S. (2014). Microbial Contamination of Power Toothbrushes: A Comparison of Solid-Head Versus Hollow-Head Designs. American Dental Hygienists Association, 88(4), 237 LP-242. Retrieved from http://jdh.adha.org/content/88/4/237.abstract

Ratson T., Greenstein R., Mazor Y. & Peretz B. (2012). Salivary Candida, Caries and Candida in Toothbrushes. Journal of Clinical Pediatric Dentistry, 37(2), 167–170. https://doi.org/10.17796/jcpd.37.2.43310k423472j2j4

Taji S. & Rogers A. (1998). The microbial contamination of toothbrushes. A pilot study. Australian Dental Journal, 43(2), 128–130. https://doi.org/10.1111/j.1834-7819.1998.tb06101.x

 

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