En el mismo parque donde el exprocurador Alejandro Ordóñez quemó libros en 1978, se reunieron homosexuales, transexuales y queer. El parque San Pío de Bucaramanga se puso la bandera arcoíris. Este sábado se celebró la marcha del orgullo gay en Bucaramanga, conmemoración común en el mundo desde 1969 por los disturbios de Stonewall.
Era la primera vez que asistía a la marcha en la ciudad donde nací. Este municipio, fuertemente conservador y uribista, donde lo "otro" es visto como locura, desprecio o guerrillero, me sorprendió. La confluencia de personas en la marcha, con una participación de miles de personas, fue heterogénea: no asistieron solo personas de la comunidad LGBTI sino también varios colectivos de género y ambientalistas en defensa del Páramo de Santurbán - tema de bastante coyuntura en Santander - y movimientos sociales como el Congreso de los Pueblos.
Durante el recorrido del parque San Pío a la Plaza Galán – la principal Bucaramanga-, varias personas salieron a las calles a observar y escuchar las arengas de los manifestantes, algunos transeúntes se les salían frases despectivas hacía los marchantes, incluso me asombro ver a un muchacho parar su moto en plena carrera 15, bajarse y tomar fotos, él menciono "nunca había visto tantos maricas juntos".
Y es que hace tan solo una semana varios habitantes bumangueses se disgustaron con el alcalde Rodolfo Hernández por izar la bandera de LGBTI en la alcaldía, en entrevistas a medios nacionales, argumentaban que esta es una ciudad con ‘principios cristianos’ y ese tipo de actos atentaba contra los niños y la familia.
El desconocimiento por parte de algunos bumangueses sobre lo religioso no ha permitido la creación de una cultura de tolerancia, respeto y paz hacia la diversidad de pensamientos, credos y la diversidad de sus manifestaciones. Antes de continuar relatando la marcha, y para desgracia de alguno bumangueses fanáticos como el exprocurador, el artículo 19 de nuestra Constitución proclama la ‘libertad de cultos’ al igual que la comunidad LGBT se reconoce en ella
Siguiendo el recorrido de la marcha, sobre la avenida Quebradaseca, a la altura ya del centro por la Catedral de la Sgrada Familia de Bucaramanga, esta se encontró con varios feligreses católicos de edad avanzada sus miradas con los marchantes fueron de desprecio y asombro por lo que estaba sucediendo al frente de ellos. Varios marchantes portaban prendas alusivas al matrimonio como símbolo de resistencia de sus derechos matrimoniales que gozan hace apenas 3 años, y que para el 2017 se registraron ante la superintendencia del notariado 341 matrimonios según lo informa el periódico El Colombiano.
No solo cantaban y bailaban los asistentes LGBTI. Todo el tiempo estuvieron festejando los colectivos feministas. Ellas también marcharon para protestar: durante el 2017 en Bucaramanga se registraron más de dos mil casos de violencia de género, sin contar los municipios que componen el área metropolitana. Finalmente, la marcha LGBTIQ llegó a la Plaza Galán, donde con actos artísticos, arengas y discursos concluyó.
El panorama para la igualdad y tolerancia en Santander parece bastante desalentador, según los asistentes a la marcha. Todos ellos expresaron lo mismo: con el nuevo tendrán que esperar 4 años más para seguir conquistando derechos. Sus colectivos y organizaciones en este departamento están listos para enfrentar a la represión de lo que significa ser alteridad en una región mayoritariamente machista y conservadora. Es por ello que el lema de esta marcha se llamó "El Carnaval de las familias".