Prevalidos de un supuesto fin bondadoso y preocupados por la corrupción y desigualdad salarial en Colombia y régimen especial de congresistas y altos funcionarios del Estado, la hipócrita izquierda, en cabeza de la agitadora senadora Claudia López, que en comparación con Piedad Córdoba es una madre Teresa de Calcuta, su compañera Angélica Lozano y Petro buscan crear un inmenso efecto pirotécnico, populista, que iluminará los cielos de nuestra patria el 26 de agosto del presente año; bellos fuegos artificiales que desaparecerán en instantes.
Los redentores del proyecto lo presentarán en todas las plazas públicas, haciendo creer a los incautos que gracias a ellos se acabará la corrupción en Colombia. Muchos pensarán que han podido destruir al fin, ese formidable aparato político de privilegios y corrupción que es el Congreso de la República, pero no es así. La consulta es un mecanismo jurídico previsto en la carta política de Colombia que no la puede reformar, es decir los temas deberán ser llevados al legislativo para discutirlos, donde dos de ellos necesitarían una reforma constitucional, como la que se refiere a la necesidad de rebajar la remuneración de los congresistas y fijar esa tasa como tope para todos los servidores públicos, y la de limitar a tres períodos las posibilidades de elección de congresistas, diputados y concejales.
Preguntas todas que se responderán con furia reprimida y afirmativamente, pues creen los ingenuos colombianos que por fin podrán cambiar el estado de cosas injustas y vergonzosas; la consulta, incluye otros temas como: que los condenados por corrupción cumplan la pena privativa de la libertad en institución intramural (cárcel) sin beneficios ni rebajas; que se obligue a los congresistas a rendir cuentas de su asistencia y gestión en la corporación según el número de leyes aprobadas, proyectos presentados y debates a los que asistió; que la contratación siempre se adelante a través de pliegos que garanticen la participación de varios proponentes, entre otros. En fin, algo encomiable, digno de aplauso.
Claro que todo el pueblo irá masivamente a las urnas por esta ficta “victoria” democrática”, que solo será espuma y efervescencia, argumentos en boca de los dialécticos marxistas, populistas y demagogos que señalarán sin piedad e inmisericordes a quienes objeten de una u otra forma su aprobación. De hecho, la sola denuncia de la falacia nos puede colocar en el escarnio y la lapidación moral de la formidable bestia rabiosa (el pueblo). Por eso, es menester manejar el tema con prudencia, tino y tacto, por parte de las otras fuerzas y no permitir que se ofrezcan nuestras cabezas en bandeja de plata al opositor. Un referéndum hubiese sido la fórmula ideal donde sí se hubiese dado una formidable reforma política, tan necesaria en este país. Habrá saliva envenenada, antagonismo y polarización, como le gusta a los vocingleros.
En conclusión, la consulta anticorrupción es un formidable ariete, de combate dialéctico y populista, del cual sus abanderados sacarán grandes beneficios, una estocada perfecta y certera, digna del maestro Florentino Maquiavelo.