Definido el nuevo presidente de Colombia el domingo anterior, la semana que acaba de terminar no ha sido nada fácil para el 46 % que no apoyó al Centro Democrático. Se empezó a sentir de nuevo esa sensación de triunfalismo con odio de muchos de los actuales seguidores del presidente electo, Iván Duque, que a muchos nos hicieron recordar las épocas de Pastrana y de Samper cuando era casi imposible tener diálogos amables con amigos de toda la vida, pero en corrientes políticas opuestas.
Pero sin duda el hecho más relevante fue la actitud del nuevo gobierno aún no en ejercicio, frente a la JEP en el Congreso de la República. En segundos se vinieron abajo las palabras del nuevo presidente el domingo cuando se presentó al país, como alguien conciliador sin deseos de ponerle talanqueras al proceso de paz. Se paralizó el debate sobre un tema absolutamente sustantivo para avanzar en el posconflicto y lo más grave fue que los argumentos fueron fácilmente derrumbados. Surge la pregunta de si el nuevo presidente tiene malos asesores, porque el presidente de la Corte le tumbó su argumento para detener el trámite de esa norma, o si como aparece ahora, la verdadera razón es otra que no fue claramente expuesta en su momento. Cualquiera que haya sido la razón, esa actitud generó serias preocupaciones en quienes no apoyamos su candidatura. Falta de transparencia o de conocimiento. Grave, muy grave.
La otra inquietud surge alrededor de los nombres que empiezan a circular sobre posibles ministros y funcionarios del nuevo gobierno. Está muy bien que llegue gente joven, y la mitad mujeres al nuevo gabinete. Pero hay ciertas carteras donde llegar a aprender puede ser funesto si, sobre todo, el presidente tampoco tiene experiencia en el manejo de lo público. La mezcla entre la energía de la juventud y la experiencia es fundamental. Pero además se empieza a vislumbrar lo más temido por muchos, la sombra del presidente eterno induciendo decisiones, como ha calificado Duque al ex presidente Uribe. Suenan nombras de mujeres, especialmente aquellas que solo ven por los ojos de Uribe y que no son las más tolerantes del país. El nombre que da tranquilidad es el de Alberto Carrasquilla, hombre serio y brillante así sea muy neoliberal para muchos.
Una persona como el actual presidente de Fedegán
como ministro de Defensa, es como para pagar escondederos a peso.
Ojalá sea solamente un rumor
Surgen además otras preocupaciones. Después de lo que ha pasado con Jorge Visbal Martelo, condenado por paramilitarismo cuando estaba al frente de Fedegán, según dicen los medios, una persona como el actual presidente de ese gremio como ministro de Defensa, es como para pagar escondederos a peso. Ojalá sea solamente un rumor. Y Viviane Morales como futura Ministra de Educación debe ser simplemente un chiste de mal gusto. Por último, al escuchar a la senadora electa Maria Fernanda Cabal, queda claro que para algunos de los miembros del Centro Democrático las instituciones no importan sino las opiniones de quienes se acomodan a sus intereses. Qué peligro, por favor. Nada tranquilizador.
Sin duda, la semana anterior fue una especie de desayuno con el gobierno Duque. Ojalá no se cumpla ese conocido dicho que afirma que por el desayuno se conoce como será el almuerzo. De ser así, más preocupaciones que tranquilidad respira ese 46 % que no quiere reconocer el nuevo gobierno que existe y que no apoya sus ideas y menos si estas se fundamentan en aquellas del expresidente Uribe. Ojalá solo sea un primer mal comienzo. E-mail [email protected]