Nuestra sociedad ha estado arraigada a la expropiación, pero hoy en día el discurso del miedo ha hecho creer que la connotación del término solo se delimita a que te arrebaten tu casa, tu carro, esos bienes materiales que con sacrificio has conseguido y que de alguna manera brindan estabilidad en materia económica.
Pero al hablar de expropiación no solo se puede asociar el término con bienes materiales, hemos estado expropiados desde la llegada de los españoles a nuestro territorio, fueron ellos los primeros en expropiar nuestras costumbres y nuestras creencias, saquearon nuestras riquezas naturales y de esta manera desapareció la cultura que nuestros ancestros construían de acuerdo a sus vivencias.
Somos una sociedad inestable, llena de desigualdad, en la que solo aquellos que gozan de riqueza y poder son los que tienen derecho a decidir el futuro de millones de ciudadanos, pensando siempre en intereses individuales, sin importar el empoderamiento social de aquellos que se esfuerzan por construir una sociedad diferente, ¿no podríamos llamar también a esto expropiación?
Con el auge capitalista hemos aprendido solo a consumir, tanto que solo tememos a que nos arrebaten lo material, y no quiere decir que este mal proteger y cuidar un patrimonio que se ha construido con esfuerzo, en la dimensión social de ser humano también se necesita la estabilidad económica, pero, ¿se vale solo proteger lo material?, ¿será que no vale la pena proteger nuestros sueños?
Han sido más de 200 años en que los sueños de quienes luchan por la igualdad han sido expropiados. En esta sociedad no se vale pensar distinto, porque entonces se estarían expropiando los intereses de las élites, de aquellos que solo quieren poder para dirigirnos a su antojo. Hoy en día somos millones de colombianos empoderados, que comprendemos que para que se dirija bien el país los primeros actores involucrados debemos ser la ciudadanía en general, pero también hay millones de colombianos que se atemorizan ante esos discursos que solo promueven miedo al cambio, lo que les impide luchar por sus sueños, porque es seguro que también sueñan con una sociedad distinta.
Todos tenemos sueños de inclusión, de ser educados, de tener un empleo digno, de proteger nuestros territorios, ¿será que se puede construir una sociedad desde arriba? La historia nos ha demostrado que esto no ha sido posible; no es posible cuando quienes dicen tener las soluciones a las problemáticas no conocen cuales son las necesidades reales de la sociedad.
No permitamos a que nos expropien los sueños…