Los últimos cinco años han sido los más duros en la vida de Ricardo Ossa. En unos cuantos meses su pequeño nieto y su esposa Gloria murieron. Ricardo revivió ese fuego interno que siempre lo ha caracterizado y se rehízo de sus cenizas. Desde siempre ha tenido que narrar contra la corriente. Desde la temprana muerte de su padre Don Ricardo dejó de ser niño súbitamente en la Bogotá de la década del sesenta para convertirse en un hombre. Mientras terminaba el bachillerato en el colegio Aurelio Martínez Mutiz ayudaba económicamente a su madre trabajando. Nunca paró de estudiar. Mientras trabajaba de día se quemaba las pestañas leyendo libros de administración de empresas, la carrera de la que se graduó empezando la década del sesenta.
Al poco de tiempo de tener su título empezó a trabajar en Escandia Seguros y luego en Avianca. En 1970 la aerolínea le asignó una misión que determinaría su vida. Tenía que organizar un tour con una docena de colombianos que querían viajar a México al que sería considerado como el mejor mundial de la historia. El partido central sería el Brasil vs Perú. Jugaban en el estadio Jalisco de Guadalajara, el 14 de junio de 1970, en uno de los mejores partidos de todos los tiempos la banda de Jairzinho, Tostao, Gerson y Pelé se enfrentaban a Cubillas, Chale y Chumpitaz. Se cosieron a goles. 4-2 terminó el juego. Ricardo Ossa, con poco más de veinte años, se dio cuenta del colorido, de la rumba sin igual que significa un mundial. En ese viaje se trazó una meta: llevar la mayor cantidad de colombianos a la fiesta deportiva más importante del mundo.
En 1976 se sale de Avianca para crear la empresa Turismo Novel. La idea era tener todo listo para empezar a llevar viajeros para el mundial de Argentina que se jugaría dos años después, aprovechando que el evento se jugaría en Suramérica. Era un invierno frío en la Buenos Aires gris de la dictadura de Videla. En esa época llevó a 120 colombianos que vieron como el equipo de Kempes, Fillol y Houseman se convertían en campeones del mundo.
Cuarenta años después no existe una agencia que haya llevado más colombianos a los mundiales que Ossa y Asociados, el nombre que adoptó desde Alemania 2006. Son diez mundiales encima y 9.128 viajeros. El record hasta el momento fue en Brasil 2014. A través de la televisión, pudimos ver a los estadios por donde pasó la selección llenos de camisetas amarillas, cantando a voz en grito el himno nacional. Ossa y Asociados llevó a ese mundial 2.300 colombianos.
El crecimiento en los últimos años no sólo ha sido en número sino en prestigio. Desde Alemania 2006 la FIFA los confirmó como una de las cincuenta y dos agencias de turismo en el mundo con designación exclusiva. El trabajo que hicieron en los últimos tres mundiales, Alemania, Sudáfrica y Brasil, los posicionó como una de las mejores del mundo. Ellos no sólo se limitan a vender una boleta y dejar que sus clientes vean desde una grada un partido. No. Su asociación con March Hospitality desde el 2006 le da a los viajeros de Ossa la posibilidad de tener a su servicio platos de comida, bebidas y la disponibilidad de una silla numerada.
De todos los mundiales a los que han asistido ninguno ha sido mas lejano que el de Rusia. Los precios, para sus clientes, se han disparado. Los paquetes van desde los USD$12.400 sin contar los tiquetes en avión. Desde que presentó, en diciembre del 2017, los paquetes para ir a Rusia en un evento que tuvo como invitado de honor a Anatoly Sokolov, Embajador de Rusia en Colombia, el número de colombianos que irán con ellos al mundial superará lo de hace cuatro años en Brasil. Los precios que van desde los $40 millones no han sido óbice para que miles de colombianos quieran transformar los estadios eslavos en una fiesta parecida a la que se vive en Curramba cada vez que juega James y su combo.
