Lo deseable en el periodismo de opinión, es que aquellos analistas que se aventuran con el examen de un hecho histórico, y en la presente coyuntura los procesos eleccionarios lo son de la historia política nacional, asuman tan interesante desafío, y hasta donde les sea posible, desprovistos de los presupuestos falsos, sesgos ideológicos e intereses predeterminados, propios o sugeridos, con los cuales en la mayoría de los casos suelen adentrarse en el terreno de su objetivo y fines.
Provistos siempre y como lo demanda e impone el canon, del rigor científico y de las herramientas y métodos válidos para la exploración objetiva de la verdad que pretenden dilucidar y hacernos creíble y con la cual, además, puedan contribuir a la formación de una opinión pública autónoma, critica y capaz de decidir por sí.
De modo tal que la “visión” del hecho histórico objeto del interés y atención del analista, no resulte desenfocada y errátil y un contrasentido que, además de conducir a error en la formación de opinión, distorsione la verdad histórica.
Cuanto ha ocurrido en en los últimos treinta años,
es la institucionalización y predominio de una sola, monolítica, monopólica, excluyente, discriminatoria y autoritaria, “visión” de país.
Así las cosas, y por obra del “estropicio institucional” que de manera dictatorial dio en alterar, con “solo cambiar un articulito y listo”, los cuatrienios por octienios, cuanto ha ocurrido en la historia política de Colombia en los últimos treinta años, es la institucionalización y predominio de una sola, monolítica, monopólica, excluyente, discriminatoria y autoritaria, “visión” de país.
Con mayor intensidad en unos periodos que en otros, pero siempre predominando los supuestos ideológicos, políticos, económicos y sociales que tal visión entraña, se ha forjado, construido, repartido, excluido y discriminado el país, el poder, el gobierno, la administración pública, en Colombia.
Y más allá del aparentemente inocuo cambio de periodos presidenciales de cuatro por ocho años, mediado por el cambio de un articulito en la Constitución Nacional que apenas si nos mereció a la gran mayoría de los colombianos una chirigota de menor cuantía semántica, la imposición permanente del modelo que aquella visión concibe, reproduce detenta y desarrolla.
Y que hoy, más que en cualquier otro estadio de nuestra historia contemporánea y ante el avance incontenible de millones de nuevos ciudadanos que claman por un país en paz, busca por todos los medios: alianzas políticas siniestras, tráfico de votos, bandas y carteles de distinta denominación, mantener su hegemonía y volver a imponer a los colombianos el régimen de terror, violencia y candidatos simulados, que en mandatos de aciaga ocurrencia les ha sido útil a sus fines y personeros.
Esa “visión de país” encarnada por el binomio Uribe – Duque, al cual sumaron sus bandas los mismos con las mismas de todas las elecciones, de todos los gobiernos, de toda la corrupción, la desigualdad y la violencia, no es el país moderno que históricamente demandamos los colombianos.
Esa no es la visión, ni el país, ni la economía, ni la justicia, ni la política, ni las instituciones, tomadas por la corrupción, las mafias y carteles, que queremos y demandamos los millones de ciudadanos libres que decidimos romper con la servidumbre, torcerle el cuello a la desigualdad social, a la economía improductiva, a los corruptos que cooptan el Estado, gobierno y administración pública, para robarse la plata de la educación y la salud.
En tanto el binomio Uribe – Duque promete “mantener” ese estado de cosas inmóvil, en las manos y bolsillos de los mismos con las mismas, Petro concilia por un nuevo país, por una economía diversificada, en constante crecimiento, productiva y sostenible; por un aparato productivo competitivo, moderno y generador de bienes de capital; por una educación superior de calidad, gratuita y universal; por una justicia independiente y libre de presiones políticas; por una salud pública para la vida.
Por su visión realista de una Colombia que clama reconciliarse y construir en paz y democracia su desarrollo, transformar y fortalecer su economía, erradicar la corrupción, incluir y no discriminar, el domingo 17 de junio millones de ciudadanos libres elegiremos a Petro Presidente.
Poeta
@CristoGarciaTap