La crisis provocada por el colapso de la construcción de la represa en Ituango (Antioquia) completa varias semana y, no obstante el hermetismo orquestado desde la gerencia de las Empresas Públicas de Medellín, en cabeza de una reconocida ficha del uribismo, la inevitable controversia y el análisis objetivo está dejando ver todos los problemas de orden técnico, científico, administrativo, ambiental y social de este megaproyecto que no debió proyectarse a la luz de la experiencia que nos dejó el famoso apagón del gobierno Gaviria, cuando los estudios de los expertos recomendaron no volver a comprometer los esfuerzos del Estados en obras de tal magnitud, privilegiando obras de menor alcance en la generación de energía, pues estos no implican procesos de grandes riesgos geológicos, de ingeniería, ambientales y humanos.
Menos hoy en que asistimos al acelerado desarrollo de las energías alternativas.
Pero dígale eso usted a la elite de Medellín y te parquean en segundos bandas criminales y equipos paramilitares para cerrarte la boca y la vida.
Las importantes observaciones del actual gobernador de Antioquia, doctor Luis Pérez y los sorpresivos cuestionamientos del procurador Fernando Carrillo son las referencias abiertas más importantes en las horas recientes.
El gobernador Pérez, por cierto bastante despierto el hombre, ha dado a conocer un conjunto de afirmaciones bastante graves sobre la obra y la tragedia en curso que los grandes medios (El Tiempo y Arizmendi el de Caracol) intentan silenciar con el conocido tapen, tapen.
En un texto bastante descarnado, el gobernador Pérez aclara que Jorge Londoño, gerente de EPM, sí le ha entregado información inexacta o falsa para ser más directo. Da tres ejemplos, el primero es que el 2 de mayo le dijeron que en nueve días se solucionaría la crisis destaponando los dos túneles que habían sido taponados previamente, pero esto nunca se hizo; lo segundo, que se le había informado el 12 de mayo que con la inundación de la casas de máquinas la emergencia cesaría, pero no; tercero, sobre los derrumbes del 26 y 27 de mayo EPM aseguró que se trataba de “leves movimientos de masa”, pero los ingenieros estadounidenses aseguraron que tal fenómeno era grave.
Para completar, Pérez desmiente a EPM asegurando que los ingenieros estadounidenses no respaldaron todas las iniciativas de la firma: el informe deja maltrechos a los constructores y a EPM. Veamos. El ministro de Minas decretó la alerta roja en la zona atendiendo al informe de los norteamericanos y contra el concepto de EPM. Los constructores y EPM nunca emitieron una alerta sobre el desprendimiento de montaña mientras los norteamericanos dicen que se puede venir un alud de tierra entre 10 y 40 millones de metros cúbicos y crear la peor avalancha de la historia.
Luis Pérez asegura que los estadounidenses dijeron que la presa estaba en máximo riesgo de colapso y que los materiales que se usaron en el lleno prioritario no cumplen con los estándares internacionales, distinto a lo que los constructores informaron al gobernador. Ya el gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, había asegurado cuando se llegó a la cota 410, que los materiales usados en el llenado prioritario no eran los mismos que los de la base y sólo tiempo diría si estos aguantarían la presión del agua.
Al anterior diagnóstico del jefe del gobierno de Antioquia el procurador Fernando Carrillo hizo ayer un conjunto de 35 cuestionamientos sobre la tragedia que tiene en riesgo a 200.000 personas del pueblo paisa y de otros tres departamentos de la Costa Caribe.
Las preguntas planteadas por Carrillo se refieren a temas técnicos de los túneles, el vertedero, la casa de máquinas, la presa y sobre cómo se ha planeado actuar si hay un desastre mayor.
Aclara que hay inquietudes acerca de la ejecución misma de la hidroeléctrica y los materiales utilizados.
Carrillo, por ejemplo, demanda transparencia en lo relacionado con la capacidad de las cavernas y túneles inundados para soportar la presión que podría fracturar la roca que hay en torno a estas construcciones.
Pide explicaciones sobre por qué no se tienen compuertas en los dos túneles de desviación originales, a fin de permitir un correcto vaciado de los tapones de concreto. Además, controvierte a EPM acerca de por qué hay filtraciones de agua en una de estas cavidades si está taponada con concreto.
Incluso, se pregunta por quién y bajo qué parámetros se aprobaron cambios en el proyecto.
No se tragan enteros, estos dos prominentes funcionarios, los cuentos de don Federico Gutiérrez y de don Jorge Londoño, que es también como decir don Álvaro Uribe.
Lo cierto es que vienen días peores, sin hacer de ave de mal agüero. La eventualidad de un derrumbe de grandes proporciones es una de las hipótesis más contundentes con las consecuencias como las conocidas después de la reciente explosión del volcán de Guatemala.
De unos días para acá las preocupaciones se concentran en la estabilidad de la montaña que alberga la casa de máquinas, por la cual hoy fluye el líquido de manera temporal.
Las anteriores son las circunstancias que nos llevan a pedir, desde la red de veedurías ciudadanas ConTransparencia de Medellín y el Valle de Aburrá, la renuncia inmediata del señor Jorge Londoño como gerente de las Empresas Públicas de Medellín y para el efecto nos hemos propuesto recoger inicialmente 100 mil firmas respaldando tal petición a la junta directiva de la EPM.
Invitamos a los otros sectores de opinión de los cinco departamentos, comprometidos en todas las actividades de solidaridad con las 200 mil personas afectadas a que acompañen esta iniciativa democrática.
Lo mínimo que se puede pedir en estos momentos es eso. Que Londoño deje en libertad a la junta directiva de EPM para que una nueva gerencia, más técnica e independiente, asuma rápidamente los problemas acumulados y en explosión sostenida.