Lila tenía 8 meses cuando murió, una hermosa cachorra labradora de nariz café y ojos verdes, falleció el 15 de enero de 2014 en la ciudad de Bogotá a causa de una enfermedad viral llamada parvovirosis, que afecta principalmente a los perros cachorros y se manifiesta con vómitos frecuentes, decaimiento y diarreas severas, muchas de ellas con sangre. Esta enfermedad sin el tratamiento adecuado en menos de 10 días tiene un rápido desenlace fatal, según la virulencia del parvovirus incluso animales con las inyecciones y los tratamientos requeridos desde que nace el cachorro pueden morir.
Tras 6 días de enfermedad César Augusto, su dueño, al darse cuenta que no era una simple enfermedad canina decide llevarla a una clínica veterinaria para que fuera tratada y después de 3 días de estar hospitalizada y de luchar contra la muerte fue imposible salvarla, a las 7:15 Lila muere.
El cuerpo de su mascota fue entregado en una bolsa negra de basura, como si lo que hubiera dentro de la bolsa fuera eso, basura, y no el cuerpo del animal que lo acompañó durante 8 alegres meses, aunque para quienes no saben lo que es perderlos pensarán que el cuerpo sin vida de un animal es solo eso, basura. Sumándose a la pérdida de su mascota, el problema ahora era buscar una forma de deshacerse del cuerpo que en pocas horas comenzaría a descomponerse.
La salida más fácil sería dejarla en la calle, pero el código de policía de Bogotá (Acuerdo 79 de enero 20 de 2003) dice: Artículo 73, 75 y 78 “Los parques, jardines, rondas de los ríos, canales, chucuas y humedales deben ser protegidos y no contaminar estas áreas naturales con residuos sólidos, excrementos y desechos, o utilizarlos para fines incompatibles con su objeto social y no utilizarlos como botaderos.”
El artículo 83 habla sobre el comportamiento en relación con la contaminación por residuos sólidos “El manejo y la disposición inadecuada de residuos sólidos deteriora el espacio público y afecta la salud humana y ambiental”.
Entonces el botarla o enterrarla en un potrero o parque no era una solución viable y menos acorde con los sentimientos que los unían, decidió cremarla en FUNERAVET, empresa que presta los servicios fúnebres para animales.
El servicio de cremación en Colombia se hace en hornos que son propiedad de entidades ambientales (no existen hornos de veterinarias). Estos tienen distintas técnicas de incineración dependiendo de la tecnología que usen para ello y deben contar con todas las normatividades vigentes, licencias ambientales y demás regulaciones que las autoridades ambientales exigen para poder realizar tratamiento de zoonosis (cremación de mascotas) en Bogotá.
En países como México existen lugares y clínicas que brindan estos mismos servicios de forma gratuita, para quienes no cuentan con los $500.000, valor que se debe pagar en Colombia.
Luego del sepelio la pregunta para César era ¿el espíritu de Lila para dónde iría?, pues según la religión cristiana tanto hombres como animales luego de morir, regresan a su forma original, “polvo eres y en polvo te convertirás” y el espíritu regresa al cielo, un cielo en donde caben todos los seres vivientes del mundo.
Francisco de Asís es conocido como el patrono y protector de los animales, él fue sanado por los perros que lamian sus llagas y curaron sus pies. Por ello muchos piden a Francisco de Asís que cuide y guie el alma de sus mascotas a un lugar seguro en donde algún día se puedan encontrar.
Plegaria del Perro
"Dame un pan amo mío y yo te daré toda mi lealtad, si sabes del dolor de la vida y tu corazón sangra silencioso, yo me acercaré humildemente a ti, y lameré tus manos extendidas al desaliento.
